Tal día como hoy del año 1927, hace 91 años, naufragaba delante de las costas de Brasil el transatlántico Principessa Mafalda, propiedad de la naviera italiana Navegazione Generale y conocido como el "Titanic del Atlántico Sur". El Mafalda que, desde que había sido botado el año 1909, hacía la línea regular de pasajeros Génova-Barcelona-Las Palmas de Gran Canaria-Río de Janeiro-Montevideo-Buenos Aires, era muy popular en Catalunya: durante dieciocho años había sido el principal medio de desplazamiento de la importante inmigración catalana a América del sur. También era el principal medio de transporte de viajeros entre el Mediterráneo y el Atlántico Sur: el año anterior al naufragio, el cantante argentino Carlos Gardel había llegado a Barcelona a bordo del Mafalda.

Según la prensa de la época, el naufragio del Mafalda causó una profunda conmoción en la opinión pública catalana. Sólo hacía quince años del naufragio del Titanic, que había causado centenares de víctimas. Pero lo que especialmente causó un fuerte impacto fueron las especiales circunstancias que rodearon aquel naufragio. El Mafalda, que era uno de los barcos de transporte de viajeros más grande del mundo, era considerado, también, uno de los más seguros: medía casi 150 metros de eslora, tenía una dotación de 288 tripulantes, una capacidad de casi 1.000 pasajeros y sus motores ejercían una fuerza motriz de 10.500 caballos. En la escala que, días antes, había hecho en Barcelona habían embarcado 42 pasajeros, 25 de los cuales eran catalanes y valencianos.

Naufraga el Titanic de l'Atląntic Sud con 25 catalanes a bordo. El Mafalda en el puerto de Barcelona. Fuente Blog Barcelodona

El Mafalda en el puerto de Barcelona / Fuente: Blog Barcelodona

En el momento del naufragio iba prácticamente al completo, con 1.256 personas a bordo. Las investigaciones posteriores revelaron que la avería de un motor sería el detonante que precipitaría el naufragio. Según estas investigaciones, algunos marineros desobedecieron las órdenes de sellar los ojos de buey. Cuando se empezaron a inundar las cubiertas de fondo, el pasaje de tercera clase se sublevó y la maniobra de salvamento se convirtió en un caos. Los botes salvavidas sólo tenían capacidad para 711 personas, y según la prensa de la época, se produjeron escenas dantescas: hubo una lucha encarnizada y brutal para conseguir subir a un bote, y las personas que no lo consiguieron y se lanzaron al mar fueron devoradas por los tiburones.

El Mafalda, que había lanzado diversos SOS, no fue nunca auxiliado. Inmediatamente se publicó una lista oficial con 368 víctimas mortales, aunque informaciones posteriores elevarían el balance a más de 600 desaparecidos. Entre los 25 catalanes y valencianos que viajaban a bordo, 18 sobrevivieron y 7 desaparecieron.