Tal día como hoy del año 1847, hace 173 años, la reina Isabel II autorizaba el proyecto de los industriales catalán Narcís Bonaplata Curiol y vasco José María Ybarra Gutiérrez de Caviedes de celebración de una feria anual agrícola y ganadera en Sevilla. Desde aquel momento aquella feria se llamaría Feria de Abril y evolucionaría hacia una vertiente más lúdica hasta convertirse en uno de los acontecimientos festivos más importantes del estado español. Cuando se autorizó la celebración de la Feria de Abril, Bonaplata y Ybarra eran concejales del Ayuntamiento de Sevilla.

Bonaplata había nacido en Barcelona el año 1807. Era uno de los hijos de la estirpe de industriales catalanes que, en 1832, habían creado en Barcelona el Vapor Bonaplata, la primera fábrica de la península Ibérica que utilizaría el vapor como fuerza motriz y que marca el inicio de la Revolución Industrial en Catalunya. En 1836, un año después del incendio y destrucción de la fábrica Bonaplata, se casó con la contralto francesa Palmira Michel de Berquins. Pero la fuerte oposición familiar a aquel matrimonio, lo obligaría a abandonar Barcelona, y después de pasar por València y Madrid, acabarían establecidos en Sevilla.

En Sevilla, Bonaplata se convirtió en un verdadero prohombre del mundo de la cultura, de la política y de la economía. Fue el pionero de la industrialización de la capital andaluza: creó la fundición de hierro y cobre San Antonio (1839), que sería la fábrica más importante de la ciudad. Aquella fundición suministraría los hierros para construir el puente de Triana (1852). También creó una fábrica de maquinaria que suministraba piezas para la fabricación de locomotoras y vagones de trenes. Y creó también una importante fábrica de hiladuras que acabaría teniendo 810 husos mecánicos para hilar lana y algodón.