Tal día como hoy del año 1563, hace 459 años, el rey hispánico Felipe II decretaba el desarme de toda la población morisca del País Valencià. Los moriscos valencianos eran los descendientes de la población musulmana que había permanecido en el territorio después de la conquista catalana del siglo XIII. Se les había concentrado, principalmente, en la zona interior del País Valencià; especialmente en las comarcas del Canal de Navarrés, el Valle de Cofrents, la Foia de Bunyol y los Serrans. En aquel momento, en la mayoría de pueblos de estas comarcas, los moriscos eran el grupo mayoritario, en una proporción que oscilaba entre tres y doce moriscos por cada cristiano. En conjunto representaban una tercera parte de la población del País Valencià.

Los moriscos habían sido armados durante el conflicto de la Revolución de las Germanías (1519-1523); que enfrentó, por una parte las oligarquías del país y la monarquía hispánica; y por la otra las clases mercantiles y menestrales, y el pueblo menudo; que ambicionaban crear una República valenciana inspirada en las repúblicas de la península italiana. En aquel conflicto, los moriscos fueron situados en la primera línea de combate de la infantería de los barones señoriales; y se les permitió el saqueo de las villas revolucionarias que caían en manos del bando oligárquico. Por este motivo, la mala relación tradicional entre las clases urbanas cristianas y la minoría musulmana rural, se había intensificado después de la derrota de los revolucionarios (1523).

Pero lo que motivó el decreto de Felipe II fue la acusación que las oligarquías valencianas (las mismas que los habían armado durante el conflicto de las Germanías) formularon contra el colectivo morisco, señalándolos como colaboradores de los estados islámicos del norte de África y del Mediterráneo oriental en caso de un ataque contra la monarquía hispánica. A partir del desarme, la minoría morisca quedó sin posibilidad de defensa, no tan solo contra el bandolerismo cristiano o las arbitrariedades de los barones señoriales; sino, también, contra las agresiones frecuentes que sufrían de manos de los grupos de pastores cristianos; que vertían, a propósito, sus grandes rebaños trashumantes dentro de los cultivos de los moriscos y arruinaban sus cosechas.

Imagen principal: Expulsión de los moriscos valencianos (1609). Fuente Wikimedia Commons.