Tal día como hoy del año 1907, hace 111 años, la Diputación Provincial de Barcelona otorgaba la primera placa de matrícula a un automóvil. Aunque la ley sobre el sistema de matriculación provincial fechaba del 31 de octubre de 1900, en Catalunya los automóviles circulaban sin placas o con placas municipales expedidas por los Ayuntamientos (como las de los vehículos de tracción animal) y no se generalizaría el sistema con el distintivo provincial hasta aquel mismo año. Las primeras placas con distintivo provincial en Catalunya habían sido expedidas por la Diputación de Girona el año anterior.

Aunque algunas fuentes citan que aquel primer vehículo matriculado en Barcelona era un Hispano-Suiza, en realidad era un Berliet de fabricación francesa. Posteriormente el propietario adquiriría un Hispano-Suiza e instalaría la placa que había llevado el Berliet. Durante el año 1907, la Diputación Provincial de Barcelona matriculó 110 vehículos, y la provincia de Barcelona se situó en tercer lugar del ranking histórico de matriculaciones del estado español, sólo precedida por Guipúzcoa (344 placas) y por Madrid (146 placas); con la particularidad de que la primera había iniciado el sistema el año 1901.

El sistema ordinal de matriculación de vehículos (plenamente impuesto a partir de 1909) se convirtió en un indicador de riqueza territorial. Pasado un cuarto de siglo (1931, año de la proclamación de la República), Barcelona lideraba el ranking estatal con 48.356 matriculaciones acumuladas, seguida de Madrid con 42.027, Sevilla con 14.729 y València con 12.457. Sobre un total de 52 demarcaciones provinciales, Girona ocupaba el lugar 15º con 4.684 placas; Tarragona el 17º con 4.201 placas, y Lleida el 20º con 3.693 placas. Cerraban el ranking Teruel con 945, Soria con 877 y Ávila con 800.

Barcelona conservaría el liderazgo del ranking estatal de matriculación acumulada de vehículos durante veintisiete años (1920-1947). Poco antes, el gobierno franquista, con el propósito que Madrid pasara a liderar el ranking estatal, había dictado una disposición que eliminaba los largos plazos de espera a todos los vehículos de transporte del estado español que se matricularan en la capital española, con independencia de la provincia de residencia del propietario del vehículo. A pesar de todo, Barcelona conservaría siempre el segundo lugar, a poca distancia de Madrid, hasta que este sistema fue sustituido por el actual (año 2000).