Tal día como hoy del año 1704, hace 315 años, a las cinco de la tarde, cayó una lluvia de piedras meteóricas sobre Terrassa. Poco después (1709), el historiador Narcís Feliu de la Penya lo documentaría en sus Anales de Cataluña:  "Apareciò dia de Navidad à las 5. horas de la tarde, sobre Barcelona (...) Empezò á inflamarse entre Oriente, y Medio dia: Corriò luego lucida à Occidente; y acabó entre el Septentriòn, y Occidente (...) como un Globo de fuego que caìa sobre la Tierra (...) oyendose después un trueno muy irregular (...)  Cayeron en algunas partes como en Terrassa, unas piedras grandes de color negro, y dentro de color ceniziento”.

Este hecho también fue documentado por algunos particulares. Miquel Batllés (heredero de Can Torres de Matadepera) recogió en su dietario personal: “Lo any 1704 al mes de dezembre, lo die 25 que comptam lo die de Nadal (...) al vespre en ves toch de havi Maria, se veyhé una senyal al cel molt escarrifós y espantós, que no el veyé ninguna presona cristiana que no tingué por y gran susto de Déu Nostre Senyor (...) y de pertot se'l veyè, totom sobre de ell, y també sentí la gran remor (...) y se veya dit forat tot vermell de foch molt ardent, y estigué obert lo espay de un credo, y lo fum que en va axí estigué més de una hora y mitge antasno deshapagué”.

Batllés relata que “la senyal del foch. agué deshaparagut, se sentí dal del cel com un tir d’artilleria y de aquex un altre u altre (...) que de ninguna menera se posquien comptar, y després (...) una bonió de mal temps (...)  durà (...) lo espay de un quart de hora, (...) digueran que aleshores ab la bonió caygueran unes pedras negres del cel que passaven tres lliuras u altres dues y mitge. Digueran que en la Torra d’en Maduxé de Sant Julià d’Eltura ne avia cayguda una, y a cassa Falguera de Sant Pera de Terrassa una altra”. Posteriormente a la Guerra de Sucesión hispánica (1705-1715) los borbónicos atribuirían aquel fenómeno a una advertencia divina que auguraba el estallido del conflicto.