Tal día como hoy del año 1847, hace 171 años, moría en Buenos Aires (Argentina) Joan Larreu i Espeso, que había sido miembro de la Primera Junta de Gobierno de las Provincias del Río de la Plata, institución que iniciaría el proceso de desconexión con la metrópoli hispánica. Larreu, que algunas fuentes citan nacido en Mataró (Maresme) y otros en Balaguer (Noguera) ―en ambos casos el año 1782―, había llegado a Argentina en 1793 como dependiente de una empresa de importación de vinos y alcoholes catalanes que dirigían el habitante de Mataró Domènec Matheu y el vasco Martín de Álzaga, de quien se decía que había aprendido a hablar castellano en Argentina. Matheu y Álzaga también tendrían una destacada participación en el proceso independentista argentino.

Las fuentes documentales revelan que poco después Larreu se estableció por su cuenta sin perder el contacto ―ni comercial ni político― con sus antiguos patrones, y que en poco más de una década acumularía una importante fortuna que pondría al servicio del proceso independentista argentino. El año 1809 participó en la "Asonada de Álzaga" que tenía el objetivo de expulsar al virrey hispánico Santiago de Liniers. Y el año 1810 participaría activamente en la Revolución de Mayo que se traduciría en la definitiva expulsión del último virrey hispánico en Argentina, Baltasar Hidalgo de Cisneros, y que culminaría con la constitución de la Primera Junta de Gobierno, embrión del primer gobierno independiente de las Provincias del Río de la Plata.

Muere Joan Larreu, uno de los padres de la nación argentina. Vista de Buenos Aires (1832). Font Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires

Vista de Buenos Aires (1832) / Fuente: Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires)

Larreu ejercería como vocal (consejero) de aquella Primera Junta presidida por Cornelio Saavedra, emparentado con la rama principal de los Álzaga. Poco después, aquel organismo se transformaría en la Junta Grande, que proclamaría definitivamente la independencia, y Larreu sería nombrado ministro de Hacienda (1814). Durante su mandato sufragó con sus propios recursos la creación de la Marina de guerra argentina, que resultaría decisiva para consolidar la independencia: derrotaría la armada española delante de la costa de Montevideo. Habiendo perdido buena parte de su fortuna, el presidente Juan Martín Puyrredón lo nombró cónsul en Burdeos (Occitania-Francia) con el propósito de recuperar sus canales comerciales. Finalmente, apresurado por las deudas, se acabaría suicidando.