Tal día como hoy del año 1311, hace 708 años, moría en Palma el rey Jaime II, que había sido el primer soberano independiente de Mallorca. Jaime II era el segundo hijo varón del segundo matrimonio del conde-rey Jaime I (con Violante de Hungría). El conde-rey conquistador se había casado en primeras nupcias con Eleonor de Castilla, hija del rey Alfonso VIII de Castilla. Él tenía 14 años y ella tenía 20, pero Jaime era el único descendiente legítimo del difunto conde-rey Pedro II (fallecido inesperadamente en 1213 en la batalla de Muret) y la cancillería de Barcelona tenía mucha urgencia para asegurar la continuidad de la estirpe Berenguer-Aragón. No obstante, aquella unión acabaría con un sonado divorcio, y el único hijo varón de la pareja, el heredero Alfonso, no sobreviviría a su padre.

Este detalle es muy importante para entender el fraccionamiento de los dominios de Jaime I tras su muerte. Después del divorcio, Jaime I se casó con Violante de Hungría, y tuvo diez hijos: siete chicas y tres chicos (Pedro, Jaime y el pequeño Fernando, que moriría prematuramente a los tres años). Hasta 1260 el heredero al trono fue Alfonso ―hijo del primer matrimonio― y Jaime y Violante decidieron que Pedro y Jaime tendrían una posición muy destacada en el gobierno de la corona. La muerte de Alfonso, cuando tenía 38 años, dejó el camino libre a Pedro y a Jaime, que entonces tenían 20 y 17 respectivamente. La fragmentación de los dominios de Jaime I a su muerte, no sería más que la consecuencia final (con algunas vicisitudes intermedias) de la situación creada anteriormente.

No obstante, Jaime de Mallorca quedó en una situación de subordinación política y jurídica con respecto a Pedro de Barcelona, Aragón y Valencia. Jaime heredó los dominios sobre las islas Balears, los condados del Rosselló y la Cerdanya, el señorío de Montpellier y la administración fiduciaria (supervisión) sobre el territorio en disputa de la Val d'Aran. El reino de Mallorca, creado poco después de la conquista de Jaime I (1229), con Jaime II alcanzaba la independencia, pero quedaba en la órbita política de la cancillería de Barcelona. Sería así hasta el año 1343 (excepto el periodo 1285-1295): el conde-rey Pedro III (rebisnieto de Jaime I) derrotaba a Jaime III de Mallorca (bisnieto de Jaime I) en la batalla de Llucmajor y reincorporaba al reino de Mallorca al edificio político de Barcelona.