Tal día como hoy del año 1931, hace 89 años, Lluís Massot i Balaguer y Enric Maynés i Gaspar, tenientes de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, en nombre del consistorio protocolizaban la donación del antiguo Hospital de la Santa Creu (en la calle del Carme, 47) —entonces conocido como Casa de Convalescència— a la Diputación de Barcelona, en aquel momento presidida por Josep Puig i Cadafalch, para que a su vez cediera el uso al Institut d’Estudis Catalans y a la Biblioteca de Catalunya. Aquel acto se hizo coincidir con el 25.º aniversario de la fundación del IEC.

Aquel acto se celebró en el contexto político de las últimas semanas del régimen dictatorial impuesto por el general Primo de Rivera (15 de marzo 1923) —con la complicidad del rey Alfonso XIII— que, en esos momentos, estaba dirigido por el general Berenguer y que había gobernado (desde enero de 1930) con el mandamiento de abrir la sociedad hacia un régimen democrático. Una de las primeras medidas que había dictado Berenguer había sido la recomposición de los consistorios municipales (cesados después del golpe de estado) en función del resultado de las elecciones municipales anteriores al pronunciamiento de Primo de Rivera.

Puig i Cadafalch, Massot y Maynés eran miembros destacados de la Lliga Regionalista que habían sido perseguidos por el régimen dictatorial, y que con la orden de recomposición de los consistorios habían reocupado sus cargos públicos. Puig y Cadafalch, último presidente de la Mancomunitat, ocupaba el cargo precedente a la creación de aquel organismo: presidente de la Diputación de Barcelona. Y desde la recuperación de sus cargos habían impulsado políticas dirigidas a la restauración de la obra de la Mancomunitat, como la dotación de una sede para el IEC y para la Biblioteca de Catalunya.

Desde entonces, la sede del Institut d’Estudis Catalans —fundado en 1907 por Enric Prat de la Riba, primer presidente de la Mancomunitat (1914-1917)— estuvo situada en el antiguo Hospital de la Santa Creu. Hasta que en 1939 —después de la ocupación franquista de Catalunya— fue intervenido y desmantelado por las nuevas autoridades. Entre 1939 y 1962, los miembros del IEC que habían sobrevivido o que no se habían exiliado continuaron la actividad de forma clandestina en casas particulares. Y entre 1962 y 1982, con la ayuda de algunos mecenas, actuaron desde el Palau Dalmases. En 1982, recuperaría, de nuevo, la sede.