Tal día como hoy del año 1482, hace 539 años, en Valencia; se ponía la primera piedra del edificio que acogería la Llotja dels Mercaders, también denominada Llotja de la Seda. Aquel edificio, diseñado por el arquitecto gerundense Pere Comte, siguiendo el estilo gótico civil catalán imperante en el momento, se concibió para concentrar y centralizar toda la actividad mercantil que se generaba en Valencia capital. Fue promovida por el Consell Municipal de València (la institución de gobierno municipal) a propuesta del Consulat de Mar de València (la reunión de las élites mercantiles valencianas); y se articuló siguiendo los precedentes de las Casas de la Llotja de Barcelona y de Palma.

La construcción de aquel gran edificio, situado en la actual plaça del Mercat, era fruto de la pujanza económica y demográfica de la ciudad y del país. En el año 1482, Barcelona estaba inmersa en la crisis general catalana provocada por las Revoluciones remensas y la Guerra civil.

Y había cedido el relevo a Valencia que, con setenta y cinco mil habitantes; ya era la ciudad más poblada de los países de la Corona catalanoaragonesa (superaba los 60.000 de Nápoles, los 40.000 de Barcelona, y los 20.000 de Zaragoza o de Palma);

y no solo era el principal núcleo económico del conglomerado catalanoaragonés; sino que era, también, uno de los principales centros de negocios del Mediterráneo y del continente europeo.

Poco después del inicio de las obras de la Llotja, Lluís de Santàngel (banquero privado de Fernando el Católico y uno de los principales negociantes de Valencia) y Cristóbal Colon; iniciaban la preparación del primer viaje colombino (1484-1492). Santàngel era el paradigma de las élites mercantiles valencianas del momento. También, durante aquella etapa (principios del siglo XVI), las clases mercantiles valencianas (las élites y los gremios) fabricaron y divulgaron la idea de una República valenciana inspirada en las repúblicas mercantiles italianas (Venecia, Florencia, Génova); que culminaría con la Revolución de las Germanías (1519-1523), aplastada por la monarquía hispánica.

Las obras de la Llotja concluyeron en 1548; sesenta y seis años después del inicio de las obras; y se convertiría en uno de los tres edificios más importantes de la ciudad, junto con el Palacio Real y la Catedral.