Tal día como hoy del año 1939, hace 80 años, la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 26/12/1939), editaba en primera plana "Las Fiestas de Navidad" y publicaba una relación detallada de los primeros actos públicos navideños desde la ocupación franquista de Catalunya. Uno de los actos destacados de aquella tenebrosa nómina era "La Festividad en la Cárcel Modelo" que decía Con un solemne oficio se celebró en el establecimiento penal la Fiesta de la Natividad (...). Al acto asistieron el director de dicha cárcel, don Isidro Castrillón. y los jefes y oficiales de la misma, quienes, después de la misa, se trasladaron a la biblioteca, donde fue inaugurado un monumental Belén, construido por los reclusos”.

Castrillón tenía una trayectoria estrechamente relacionada con la rebelión militar de 1936. Según la prensa de la época, al estallido del conflicto (julio de 1936) era director de la Prisión Provincial de Ávila y, sin ninguna orden judicial, excarceló el líder falangista castellano Onésimo Redondoy demás falangistas que allí sufrían cautiverio”. Poc després, la Junta de Burgos (el govern franquista durant el conflicte) el nomenaria director de la Presó Provincial de Guipúscoa “prestando relevantes servicios”. I més tard “cuando las tropas del invicto Generalísimo Franco conquistaron para España Barcelona y toda la región catalana fue designado para la organización de todas las prisiones, donde ha continuado su labor con satisfacción”.

Castrillón era, también, el autor de la cita "Hablo a la población reclusa; tenéis que saber que un preso se la diezmillonésima parte de una mierda"; y el arquetipo del alto funcionario del régimen franquista destinado a Catalunya con una misión concreta. Desde la prisión Modelo de Barcelona, dirigiría la etapa más negra de la historia penitenciaria de Catalunya. Haría buena su cita: masificaría la prisión Modelo que, el año 1940, llegaría a concentrar a 18.000 reclusos (veintidós veces su capacidad), la convertiría en un santuario de castigos y de torturas y en un contenedor de enfermedades (sarampión, difteria, varicela, escarlatina, tuberculosis) que, al margen de las ejecuciones dictadas por los tribunales militares franquistas, costarían la vida de un mínimo de 422 presos políticos.