Tal día como hoy del año 1701, hace 317 años, empezaba de facto la guerra de Sucesión hispánica (1701-1715) que, durante catorce años, enfrentaría a los partidarios del eje borbónico París-Madrid (las monarquías hispánica y francesa) contra los partidarios de la candidatura austríaca de los Habsburgo (la alianza internacional formada por la misma Austria y por Inglaterra, Países Bajos, Portugal y los países de la corona de Aragón). Aunque el conflicto no abarcaría el territorio peninsular hasta el año 1704 (intento de desembarque de Barcelona), las Narraciones históricas desde el año 1700 al 1725, del historiador coetáneo catalán Francesc de Castellví i Obando, revelan que el 7 de marzo de 1701 ya se habían producido las primeras hostilidades que conducirían a la generalización del conflicto.

Concretamente, las Narraciones de Castellví relatan que el pontífice Clemente IX (Carlo Albani-Mosca), muy próximo a los intereses de la corte borbónica de Versalles, envió una carta —fechada en Roma el 7 de marzo de 1701— a Leopoldo I, emperador del Sacro Imperio Romanogermánico y padre del candidato al trono de Madrid, Carlos de Habsburgo, en la cual intentaba persuadirlo de su intención de invadir las posesiones hispánicas del norte de Italia. En aquella carta, el pontífice pretendía disuadir al emperador explicando que la región de Milán estaba afectada por una epidemia de peste. Pero el rápido avance de los ejércitos imperiales pondría de relieve no tan sólo la debilidad militar hispánica en aquellos dominios, sino también el falso argumento del pontífice y su pública y declarada posición en el conflicto.

Sólo hacía un mes y siete días que Felipe de Borbón había sido coronado rey de las Españas en Versalles como Felipe V. Y el emperador Leopoldo cumplía su amenaza de que Austria y los principados independientes alemanes en la órbita política imperial interpretarían el trazado del eje París-Madrid como un casus belli. Simultáneamente, en Catalunya, las élites dirigentes del país empezaban a posicionar a favor de uno u otro candidato. Pero no sería hasta cuatro años más tarde (17 de mayo de 1705) que las instituciones catalanas votarían posicionar el país a favor de la candidatura Habsburgo, comisionando a dos representantes (Domènec Perera y Antoni de Peguera) para negociar y firmar la incorporación del Principado en la alianza internacional (Pacto de Génova, 20 de junio de 1705).