Tal día como hoy del año 1651, hace 370 años, en el contexto de la Revolución y Guerra de los Segadores, los Estados de Francia (el equivalente a la actual Asamblea Nacional) votaban exigir a Luis XIV la destitución del cardenal Mazzarino, en aquel momento, ministro plenipotenciario de la monarquía francesa. Aquella cámara parlamentaria, dominada por el estamento nobiliario, estaba enfrentada a Mazzarino a causa del incremento desbocado de tributos para financiar la Guerra de Catalunya (1640-1652).

Simultáneamente a la Guerra de Catalunya, sobre todo a partir de 1643, Luis XIV y Mazzarino combatieron varias revueltas internas provocadas por las políticas fiscales de la monarquía. El año 1643, una jacquerie (una revuelta popular) en Occitania había hecho tambalear el régimen borbónico francés; y el año 1648, una fronde (una revuelta nobiliaria) en las provincias del norte había puesto el reino en el umbral de una guerra civil. Dominadas las revueltas, el año 1651, los resultados no acompañaban el gran gasto realizado.

Aprovechando aquel clima de fracaso, el estamento nobiliario pretendía no tan sólo acabar con las políticas fiscales de Mazzarino, sino también obligar a la corona a retroceder en su camino hacia un modelo político absolutista. Los diversos conflictos que, en aquel momento, tenía abiertos Francia, pero sobre todo la larga Guerra de Catalunya, serían el pretexto que esgrimirían las grandes familias aristocráticas francesas para laminar el poder real. Mazzarino fue cesado, pero, poco después, recuperaría su cargo y su poder.