Tal día como hoy del año 1751, hace 269 años, nacía en Barcelona el médico y científico Francesc Salvà i Campillo, que en el transcurso de su vida destacaría en el campo de la investigación y sería el inventor del telégrafo eléctrico. Salvà había nacido en la calle Petritxol, y era hijo de Jeroni Salvà i Pontich —natural de Vilabertran (Alt Empordà) y médico del Hospital de la Santa Creu de Barcelona—, y de Eulàlia Campillo —natural de Mataró e hija de un boticario de la capital del Maresme. Por recomendación de Josep Climent —obispo de Barcelona, defensor de la lengua catalana y amigo de la familia—, Salvó no cursó los estudios de Medicina en Cervera, entonces la única universidad catalana, sino en València.

El año 1791, a los cuarenta años de edad, inventó y construyó el primer telégrafo eléctrico de la historia. En la conferencia que pronunció en la Real Academia de Ciencias Naturales y Artes de Barcelona (16/12/1795), donde presentó su telégrafo eléctrico, Salvó proclamó: "Los físicos eléctricos podrán disponer en Mallorca y en Alicante de una superficie o cuadro grande cargado de electricidad (...) con un alambre que, desde la costa del mar, llegue cerca de tal superficie (...) haga tocar el cuadro (...) cargado de electricidad podrá completar la comunicación entre las dos superficies y corriendo el fluido eléctrico por el mar (...) dará con su estallido el aviso que se requiere".

Poco antes, Salvà ya había dado muestras de su extraordinaria capacidad: en 1789, con el también médico e inventor catalán Francesc Santponç i Roca, habían inventado una revolucionaria máquina para el tratamiento del cáñamo y del lino, y tendría una gran repercusión en la industria catalana. También el mismo año (1784), en Barcelona, llevó a cabo las primeras pruebas de elevación aerostática de la península Ibérica. Y, todavía, el año 1800, en el puerto de Barcelona, botó el Vaixell-Peix, el precedente más remoto de los submarinos, que no tendría éxito porque no pudo solucionar la cuestión del oxígeno. No obstante, Monturiol, medio siglo más tarde, partiría de los trabajos de Salvà.