Tal día como hoy del año 1823, hace 198 años, un ejército francés formado por 95.062 efectivos que había sido llamado por el rey español Fernando VII penetraba en el interior de la península Ibérica. Aquel ejército, que sería llamado los Cien Mil Hijos de San Luis, ocupó el reino español con el propósito de derrocar el régimen parlamentario liberal —conocido como el Trienio Liberal— instaurado tres años antes (01/10/1820) por el general Rafael del Riego Flórez. Las tropas francesas iniciaron la ocupación a través del País Vasco (07/04/1823) y once días más tarde (18/04/1823) un segundo cuerpo de aquel ejército, formado por 25.000 efectivos y comandado por el duque de Angulema, penetraba en la Península a través de los pasos pirenaicos del Empordà.

En el transcurso de aquella campaña militar, que se prolongó por espacio de seis meses, los soldados de Angulema desplegaron una siniestra represión contra las clases mercantil e intelectual catalanas, que fue especialmente intensa en Barcelona y en Reus, los dos principales focos liberales en Catalunya. En aquella operación represiva contaron con el apoyo de los sectores más reaccionarios de la sociedad catalana, formados, básicamente, por las oligarquías agrarias, las jerarquías eclesiásticas y las clases militares. Completada la ocupación del reino español, Fernando VII derogó la Constitución e inauguró un régimen de terror que sería llamado la Década Ominosa (1823-1833); durante el cual se produjeron miles de detenciones y ejecuciones.

En el momento en que se produjo la invasión, Francia estaba gobernada por el rey Luis XVIII, hermano del rey Luis XVI y cuñado de María Antonieta (guillotinados en 1793 por los revolucionarios republicanos) que había sido entronizado por las potencias europeas después de la derrota y destierro de Napoleón (1815). Luis XVIII había restaurado el régimen absolutista anterior a la Revolución Francesa (1789-1793) y se brindó a prestar ayuda a Fernando VII en sus pretensiones de derrocar el régimen parlamentario español. A propósito de esta maniobra, el presidente norteamericano Monroe proclamaría: "Las potencias europeas han considerado apropiado, para un beneficio propio, interponerse por la fuerza en los asuntos internos de España".