Tal día como hoy del año 1516, hace 503 años, se hacía efectivo el testamento de Fernando II, más conocido como Fernando el Católico, que había muerto dos días antes en Madrigalejo (reino de Castilla y León). En aquel testamento, redactado dos días antes de su muerte, nombraba heredera de sus dominios a su hija Juana ―mal llamada la Loca―, que estaba recluida en una fortificación de Tordesillas (reino de Castilla y León) desde 1509. Fernando el Católico dispondría en su testamento que Juana ―por su supuesto estado mental― no podría ejercer el dominio y, en consecuencia, la reemplazaría su hijo Carlos de Gante (el nieto primogénito de los Reyes Católicos).

No obstante, Carlos de Gante ―que en aquel momento tenía 15 años y 11 meses― estaba en Flandes (más concretamente en casa de su abuelo paterno Maximiliano de Habsburgo) y no había previsión de que viajara a la península Ibérica hasta que se hubiera conseguido un consenso general con respecto a su coronación. Fernando el Católico, conocedor de esta situación, testó, transitoriamente, la regencia de sus dominios (la corona catalanoaragonesa), en la persona de su hijo natural ―y primogénito― Alfonso de Aragón y Roig de Ivorra, que en aquel momento era arzobispo de Zaragoza y de Valencia; y que había sido uno de los candidatos mejor situados para ocupar el sitial de san Pedro.

Alfonso de Aragón y Roig de Ivorra (Cervera, 1470) era hijo de una relación entre Fernando el Católico y Aldonça Roig de Ivorra durante las negociaciones previas al matrimonio de los Reyes Católicos (1469). Sin embargo, Ferndanod siempre cuidó de Aldonça y de Alfonso. Aldonça, hija de una poderosa familia de las oligarquías rurales de La Segarra y, a diferencia de Isabel, dotada de una extraordinaria inteligencia política, sería discretamente situada al lado del poder, y algunas fuentes la relacionan con una enérgica y enigmática dama de la cancillería de Barcelona con vestuario masculino. Y a Alfonso le procuró una carrera eclesiástica que lo convertiría en uno de los religiosos más poderosos de su tiempo.