Tal día como hoy del año 1486, hace 536 años, en el monasterio de Guadalupe (Extremadura, entonces corona castellanoleonesa), el conde-rey Fernando II, llamado el Católico, firmaba la Sentencia Arbitral de Guadalupe, que ponía fin a un largo conflicto armado que en Catalunya, entre los años 1461 y 1472 y entre 1484 y 1485, había enfrentado a los campesinos de remensa con las oligarquías feudales. Con la Sentencia Arbitral de Guadalupe se iniciaba el desmantelamiento del régimen económico feudal, que desde el año 1000 había convertido a los campesinos de remensa en casi mano de obra esclava, y el principio del fin del poder político del estamento nobiliario, en beneficio de la corona.

Según la mayoría de la investigación historiográfica, la Guerra de los Remensas había sido la primera revolución de la historia moderna de Europa y la pionera de una serie de movimientos revolucionarios que, acto seguido, estallarían en el continente europeo estimulados por el éxito de los campesinos catalanes. En las décadas inmediatamente posteriores, estallarían las revoluciones de las Germanías en el País Valencià y en Mallorca; de los Comuneros en Castilla; de los Irmandinhos en Galicia o las Jacqueries en la Occitania francesa. No obstante, ninguno de estos movimientos ―a diferencia de la Revolución Remensa― culminaría con éxito.

Con la Sentencia Arbitral de Guadalupe, que confirmaba el triunfo de las principales reivindicaciones remensas, Catalunya sería el primer país de Europa que iniciaba el desmantelamiento del régimen feudal y, también, el primer país de Europa que ponía los cimientos de un sistema económico, social, cultural y político moderno.