Tal día como hoy del año 2004, hace 18 años, en San Diego (California, Estados Unidos), moría la actriz de cine y teatro Emília Guiu i Estivilla, que había sido la figura más destacada del mundo de la interpretación en México durante las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo XX. Durante esta etapa, llamada "la edad de oro" del cine mexicano, Guiu rodó cincuenta y seis películas, que, en la mayoría de los casos, obtuvieron una crítica excelente y tuvieron un gran éxito de público. Su papel más reconocido sería como protagonista de Angelitos negros (1948), dirigida por Joselito Rodríguez. En este filme interpretó el papel de Ana Luisa de la Riva Salazar, que la consagró como la gran diva del cine mexicano de la época.

Emilia Guiu había nacido en Manresa el año 1922. Tuvo una infancia y una primera juventud plácidas, hasta que a finales de 1938, durante la ocupación franquista de Catalunya, se exilió con su familia en Francia. Después de pasar por el campo de concentración de exiliados republicanos de Argelers (Rosselló), su padre consiguió reunificar la familia en Marsella y pasar en México. Estaría en este país centroamericano que conseguiría su primera oportunidad. Un director de cine local contrataba exiliados republicanos españoles como extras, para ayudarlos a subsistir, y después de algunas discretas apariciones, sería contratada para interpretar el papel protagonista del musical Club verde (1945), uno de los grandes éxitos del cine mexicano del momento.

Desde el inicio de su carrera profesional, fue encajada en papeles de femme fatale, que traspasarían el mundo del celuloide y le atribuirían una imagen que no se correspondía con su auténtica personalidad; y que, en buena parte, sería la causa que explicaría su convulsa vida sentimental. No obstante, fue muy apreciada tanto por sus compañeros de profesión como por el conjunto del público mexicano, que se lo reconoció en varias ocasiones. Cuando ya era una actriz consagrada visitó Catalunya, pero nunca se planteó el retorno. Sin embargo, siempre mantuvieron su conciencia de origen (se identificaba como catalana-mexicana) y siempre conservó el uso de la lengua catalana.