Tal día como hoy del año 1809, hace 213 años, al límite de los términos municipales de Valls d'Alcover (Alt Camp), se libraba la batalla del puente de Goi (también denominada batalla de Valls) que enfrentó el ejército bonapartista comandado por el general Saint-Cyr, formado por 14.000 efectivos, y las tropas rebeldes españolas de la Catalunya interior, dirigidas por el general Reding y formadas por 11.000 efectivos. Cuando se libró aquella batalla ya hacía casi un año que los reyes Carlos IV y Fernando VII habían vendido la corona española a Napoleón Bonaparte (que había situado en el trono de Madrid a su hermano José) y que Catalunya había sido separada del reino de España e incorporada de facto al Primer Imperio francés.
Aquella batalla se libró a la orilla del río Francolí sobre un paso estratégico que unía las llanuras de Lleida con la costa de Tarragona. Reding ordenó una serie de movimientos erráticos que le costaron la derrota. Después de la batalla del puente de Goi, los rebeldes españoles perdieron el control sobre la región del Camp de Tarragona y sólo conservarían el dominio sobre la ciudad de Tarragona (que perderían, finalmente, en junio de 1811, después de un asedio que costó la vida a las tres cuartas partes de la población civil de la ciudad). También después de aquella batalla, las tropas rebeldes quedaron dispersas y sin suministros, y la rebelión en la Catalunya interior quedó, prácticamente, desarticulada.
Reding dibujaba el perfil clásico del aventurero que hacía carrera en un ejército extranjero. Esta tradición, instituida por el régimen borbónico a partir de Felipe V, había tenido mucha predicación entre mercenarios valones, suizos e irlandeses. Reding, concretamente, nació en el cantón helvético de Schwiyz (1755) y había hecho carrera en el regimiento español de mercenarios extranjeros de su tío (el también helvético Reding). Fue nombrado capitán general de los rebeldes en Catalunya y se le encargó la misión de combatir al ejército bonapartista. Cayó gravemente herido en la batalla del puente de Goi, alcanzado por cinco tiros disparados durante una carga de fusileros y murió unos días después en Tarragona, donde se había refugiado con los restos de su ejército.