Tal día como hoy del año 1977, hace 44 años, llegaba a Barcelona, procedente del exilio en Argentina, el dirigente anarquista de la FAI (Federación Anarquista Ibérica) Sinesio Baudilio García Fernández, conocido con el sobrenombre de Diego Abad de Santillán. Posteriormente al golpe de estado militar del 18/07/1936 -que conduciría a la Guerra Civil española (1936-1939), había sido el principal ideólogo de la revolución anarquista en Catalunya (agosto, 1936 – mayo, 1937). Durante este periodo las patrullas de control anarquistas suplantaron las fuerzas de orden público leales al gobierno de la Generalitat, y desplegaron un estado de terror que se traduciría en la persecución, detención y asesinato de centenares de personas de confesión católica o de ideología conservadora o catalanista.

Abad de Santillán había nacido en Reyero (Castilla y León) el año 1897, y después de una breve estancia en Argentina se había establecido en Barcelona (1931) coincidiendo con la restauración de la Generalitat. Se lo considera uno de los principales introductores de la FAI en Catalunya, la facción anarquista más anticatalanista que acabaría devorando la CNT catalana. La FAI sería, por ejemplo, la responsable del asesinato de Josep Maria Planes, pionero del periodismo de investigación en Catalunya; del secuestro e intento de asesinato del cardenal Vidal i Barraquer, arzobispo de Tarragona y estaría relacionada con el asesinato de Miquel Badia Capell, excomisario de Orden Público de la Generalitat. Precisamente había sido Planas quien había descubierto las oscuras conexiones entre la FAI y la Falange.

Durante el periodo de terror anarquista (agosto, 1936 – mayo, 1937), Abad de Santillán fue conseller de la Generalitat, del gobierno de concentración llamado Comité de Milicias Antifascistas de Catalunya. Después de que los partidos políticos ERC y PSUC recuperaran el control del gobierno y del orden público (mayo, 1937), Abad de Santillán, vivió en la semiclandestinidad hasta que, al final del conflicto civil (1939), se exilió a Argentina. Durante aquellos años de exilio creó varias publicaciones -con un éxito dudoso- que divulgaban el ideario anarquista. Finalmente retornó en 1977, pero, según algunas fuentes, los cenáculos anarquistas catalanes del momento lo acusaron de ser un topo del gobernador Martín Villa y lo rechazaron. Murió en Barcelona en 1983.