Tal día como hoy del año 1897, hace 123 años, en el patio de la prisión Reina Amàlia (situada en la actual plaza Folch i Torres, de Barcelona) se llevaba a cabo la última ejecución pública en Catalunya. En aquella última ocasión, y con el garrote vil, fue ejecutado Silvestre Lluís, de 33 años, de profesión cerrajero y sin trabajo estable en el momento de los hechos. El 23 de mayo de 1896 había sido condenado por el asesinato de su esposa Concepció Nadal Tey, de 28 años y embarazada de tres meses; y de las dos hijas mayores de la pareja: Joaquima Lluís Nadal, de 8 años y Conxita Lluís Nadal, de 5 años.

Según la investigación policial y el auto judicial, Silvestre Lluís había degollado a su esposa y sus hijas entre las 7 y las 8 de la mañana del día 26 de julio de 1895 en el domicilio familiar: el primer piso de la calle Parlament, 96, de Barcelona. El único superviviente de aquella masacre había sido el hijo pequeño de la pareja: Silvestre Lluís Nadal, de 2 años; que las autoridades policiales y judiciales de la época, sorprendentemente, convertirían en testimonio de los hechos. El pequeño Silvestre sería obligado a un careo con su padre en la comisaría; y el fiscal lo obligaría a declarar en el juicio posterior.

La implicación forzada del pequeño Silvestre sólo es uno de los detalles que ilustran una investigación torpe y un juicio farsa. La sala del tribunal donde se condenó Lluís, presidida por el juez José Agustín Moreno, fue convertida en un desfile de testigos sin credibilidad. La prensa de la época, que siguió aquel juicio con mucho interés, planteó la posibilidad de que algunos de estos testigos habían sido amenazados por Josep Nadal -padre de Concepció Nadal y suegro de Silvestre Lluís- que, siempre, había proclamado que su yerno era el autor de la masacre.

Pasados cuatro años de la ejecución de Silvestre Lluís (26/01/1901), la policía abrió una investigación por un delito de violencia doméstica que conectaba con la masacre de la calle Parlament. Fue detenido Florenci Rosich, un soldado mutilado a la Guerra de Cuba, sin actividad conocida. La prensa publicó la extraña relación entre Rosich i Nadal en una vieja trama de falsificación de moneda desarticulada poco antes de los asesinatos de la calle Parlament; y apuntó que podría haber sido delatada por la pareja Lluís-Nadal, a causa de una desavenencia en el reparto de las ganancias.