Tal día como hoy del año 1243, hace 778 años, en Montpellier (entonces un enclave de la Corona catalano-aragonesa en territorio francés), nacía Jaime; segundo hijo del conde-rey Jaime I -llamado el Conquistador- y de su segunda esposa Violante de Hungría. En el momento de su nacimiento, pasaba a ocupar el tercero en la línea sucesoria al trono de Barcelona. Posteriormente, con la inesperada muerte de Alfonso (1222-1260), primogénito de Jaime I y de su primera esposa Leonor de Castilla, pasaría a ocupar el segundo lugar, detrás de su hermano mayor, Pedro.

No obstante, Jaime I -en su cuarto y último testamento- repartió sus dominios entre sus dos hijos macho supervivientes. A Pedro (II de Barcelona y III de Aragón) le transmitió los dominios del Principat de Catalunya y de los reinos de Aragón y de Valencia. Y a Jaime (II de Mallorca) le transmitió el dominio de las Islas Baleares y de todas las posesiones catalano-aragonesas en el norte de los Pirineos: los condados del Rosellón y de la Cerdanya, los enclaves de Montpellier, Carlat, Omeladés; y el país de Arán. Aquel nuevo estado se pasó a llamar Corona de Mallorca.

Después de la muerte del conde-rey Jaime I (1276), su hijo Jaime se convirtió en el primer rey independiente de Mallorca. Reinó sobre los dominios que había heredado hasta 1285, pero siempre con la continua amenaza de su hermano Pedro que maniobraba para reunificar los dominios del padre. Tres años después de ser coronado (1279), la presión de Barcelona obligaría a Jaime a aceptar un nuevo nivel relacional que implicaba una subordinación política y militar con respecto a Pedro y que limitaba considerablemente su independencia.

En 1285 fue depuesto por su sobrino Alfonso (hijo de Pedro), hasta que en 1295 y en virtud del Tratado de Agnani, para reequilibrar los pesos entre las tres principales potencias del Mediterráneo occidental (la Corona catalano-aragonesa, la Corona francesa, y el Pontificado), Jaime II retornó al trono de Palma. Reinaría hasta su muerte (1311), y sería sucedido por su hijo Sancho I (1311-1324), y por su sobrino-nieto Jaime III (1324-1343). El año 1343, el conde-rey Pedro III de Barcelona e IV de Aragón, invadía el reino, lo reintegraba a la Corona catalano-aragonesa y ponía fin a su independencia.