Tal día como hoy del año 1640, hace 381 años, en el contexto de la Guerra de Separación de Catalunya (1640-1652/59), la Junta de Braços (el equivalente en el actual Parlament), reunida en sesión urgente y extraordinaria, votaba a favor de la medida de cerrar la frontera entre el Principat de Catalunya y la monarquía hispánica. Esta medida afectaba a la totalidad de la línea divisoria: desde el bosque de la Artiga de Lin (Arán) en el norte hasta la desembocadura del río Sénia (Montsià) en el sur, y tenía el objetivo de evitar que los contrabandistas catalanes y aragoneses proveyeran al ejército hispánico de Felipe IV, que en aquel momento estaba apostado sobre la línea fronteriza.

Este acuerdo fue consignado al Dietari de la Generalitat y dice “prohibir per tota Cathalunya la axida o tratas de qualsevols provisions com són de blat y altres grans, vi, oli, cansalades y altres coses consemblants, y axí mateix ferro, carbó, lenya y tota manera de fusta, salmitra, pòlvora, balas y metxa y demés pertrets de guerra. Y asò ab graves penas y pèrdua de ditas cosas, donant-ne la meytat al acusador y altres penas arbitràries (...) que·s prohibesca no pugan portar provisions en las plassas occupades per los enemichs (...) com són Tortosa, Rosas, Coplliura y Rosselló, sots pena de pèrdrer los vaxells o cavalcadures y mercaderias y altres penas arbitràries”.

El mismo Dietari de la Generalitat revela que esta medida hacía días que estaba sobre la mesa de la Junta de Braços. Y en este sentido el Dietari consigna que dos días antes (15 de octubre de 1640), una embajada de la ciudad de Zaragoza -encabezada por su síndico en cap (equivalente a alcalde) Antonio Gregorio, y de quien se dice que es de origen francés-, se entrevistó con los oyentes de la Generalitat (equivalente a consellers) para evitar este cierre que resultaba especialmente perjudicial a la economía aragonesa. En esta consignación se dice que el síndic Gregorio se ofrecía como mediador en el conflicto entre Catalunya y la monarquía hispánica.