Tal día como hoy del año 1781, hace 239 años, el fraile franciscano mallorquín Joan Crespí i Fiol, liderando un grupo de 44 colonos, ponía la primera piedra de la misión “El Pueblo de Nuestra Señora la reina de los Ángeles de Porciúncula”, nombre primigenio del asentamiento que derivaría en la actual ciudad de Los Ángeles (la más poblada del estado de California). La mayoría de las 11 familias de colonos (que totalizaban 44 personas), eran mestizos (cruce entre blanco e indio), mulatos (cruce entre blanco y negro) o indios. En aquel colectivo sólo había tres blancos: el mismo Crespí, un marinero de Cádiz, y un agricultor criollo de Chihuahua. Las esposas de estos dos últimos eran indias.

Aquel colectivo procedía de la misión de San Gabriel (que en la actualidad forma parte de la conurbación de Los Ángeles); y de la misión de San Carlos Borromeo (a unos quinientos kilómetros en el norte de Los Ángeles). Y remotamente de Sinaloa (entonces virreinato de Nueva España, y actualmente México). Estas dos misiones habían sido fundadas diez años antes (1771) por los frailes franciscanos mallorquines Miquel Serra i Ferrer, más conocido como Juníper Serra; Rafel Josep Verger, y el mismo Joan Crespí, a partir de los viajes exploratorios de Gaspar de Portolà y de la Compañía Franca de Voluntarios Catalanes (1769-1770) y del primer gobierno colonial de Pere Fages (1770-1774).

Pasados sólo doce años, y según el censo de Revillagigedo (1793), Los Ángeles había pasado de 44 a 143 habitantes. Los mestizos y mulatos seguían siendo los colectivos más numerosos, pero la presencia de colonos procedentes de la península Ibérica había aumentado considerablemente. En aquel censo figura el catalán Domènec Arús, de 43 años, propietario agrario, natural de Girona, viudo, que convive con los dos hijos del primer matrimonio -José (14) y Domingo (12), que en aquella documentación constan como mestizos-, y con su segunda esposa Gertrudis Quintero (26) -que consta como mulata- y el hijo de la pareja Martín (7).