Tal día como hoy del año 1401, hace 619 años, entraba en funcionamiento la Taula de Canvi de Barcelona, el primer banco público de la historia universal. La creación de aquel organismo —destinado al control y a la regulación de la actividad bancaria—, sería a iniciativa del Consell de Cent de Barcelona (la institución de gobierno municipal). Y el primer administrador de la Taula de Canvi sería Guillem Colom Saplana, miembro de una poderosa estirpe de comerciantes de la élite mercantil y política de la ciudad. La Taula de Canvi fue instalada en la Sala de Contrataciones del edificio de la Llotja de Mar.

La Taula de Canvi fue creada en un contexto de crisis económica general —iniciada después de la peste negra (1348-1351)—, para estimular la actividad mercantil —el principal sector económico de la ciudad— y recuperar el papel de liderazgo en el Mediterráneo que Barcelona había ostentado durante más de un siglo. Otra de las funciones que se le contagió fue la financiación a la corona y la gestión de pagos de transacciones internacionales. La Taula de Canvi de Barcelona inspiraría la creación de instituciones similares a las principales plazas mercantiles del continente.

Cuando fue creada y situada en el edificio de la Llotja, el Consell de Cent ordenó que todos los banqueros privados de la ciudad (entonces establecidos mayoritariamente en la calle de Canvis Vells), desplazaran físicamente su actividad a la Llotja de Mar. De esta forma se conseguía la regulación del sector, y el control de la observancia de las buenas prácticas bancarias. Cuando los oficiales de la Taula de Canvi detectaban la comisión de malas prácticas por parte de un banquero, lo expulsaban del recinto de la Llotja y del circuito de negocios y lo escenificaban con la ruptura a golpes de mazo del mostrador del infractor.

A través de la Taula de Canvi de Barcelona se impulsaron los grandes proyectos mercantiles de la época: la financiación del primer puerto de la historia de la ciudad (1457), la financiación del segundo viaje colombino (1493), la creación de las primeras compañías de comercio catalanas (la Santa Creu, 1696; y la Nova de Gibraltar, 1708); la canalización de las exportaciones catalanas hacia Inglaterra, Países Bajos y sus colonias o la recuperación del primer muelle del puerto moderno de Barcelona (1696). La Taula de Canvi operaba en un mostrador cubierto con un tapiz dibujado con las armas de la ciudad.