Tal día como hoy del año 1940, hace 80 años, la prensa de la época (La Vanguardia Española, edición del 29/06/1940), publicaba que la policía del régimen franquista había desarticulado —aparentemente de forma definitiva— una red clandestina de solidaridad con las familias de los presos republicanos recluidos en los penales de Catalunya. En aquel momento había miles de familias de presos políticos (algunos estudios afirman que superaba la cifra de las 30.000) que habían sido estigmatizadas: se les negaba el acceso a la alimentación y al trabajo.

Según la misma prensa, aquella red estaba formada por grupos autónomos (que sumarían docenas de personas) que atracaban bancos y domicilios particulares; y una intendencia clandestina encargada de repartir el botín entre las familias más necesitadas de los presos republicanos: “la Policía ha logrado localizar y detener a los componentes de una banda de atracadores entre los que figura una mujer que estaba encargada de repartir el producto de los atracos entre los familiares de individuos que están condenados por delitos perpetrados durante el período marxista”.

La misma nota informativa era un compendio de contradicciones. Por un lado, titulaba la noticia como "Capturada una banda de atracadores”. Sin embargo, por otro —muy reveladoramente— relataba que en los registros en los domicilios de los detenidos, la policía había intervenido listas de personas que han denunciado a criminales rojos, y otras de autores de delitos comunes”. Este hecho confirmaría que el alcance, la naturaleza y los objetivos de aquella red iban más allá de la de una simple "banda" de delincuentes comunes.

Finalmente, se intuía que la cúpula no había sido detenida. En la misma nota se informaba que “La banda, a cuya actuación ha puesto fin la Policía, fue organizada en la cárcel por un sujeto que está condenado a 30 años de presidio por su actuación criminal durante la dominación roja, el cual captó la colaboración de otros individuos que se encontraban recluidos y luego fueron libertados”. Esta versión resultaba inverosímil en el escenario de represión, delación y terror que presidía las prisiones franquistas. No se publicó el nombre de ningún detenido, ni el de la persona responsable de la "banda".