Tal día como hoy del año 1409, hace 609 años, se libraba la Batalla de Sanluri (en el sur de la isla de Cerdeña), que enfrentó el ejército de la Corona de Aragón ―comandado por el príncipe Martín el Joven― con las tropas rebeldes sardas ―lideradas por el juez Guillermo de Arborea― que contaban con el apoyo militar de las repúblicas de Génova y de Milán y del reino de Francia. Aquel enfrentamiento, que reunió a 25.000 hombres en el campo de batalla (divididos en fuerzas equilibradas), se saldaría con la derrota del ejército sardo y de sus aliados, y significaría el fin de la rebelión que, durante casi un siglo, habían mantenido una facción de las familias aristocráticas sardas contra la dominación catalano-aragonesa.

La dominación catalano-aragonesa de la isla de Cerdeña se remontaba al año 1324. Después de un largo litigio politicomilitar entre las potencias navales del Mediterráneo occidental, el pontífice Bonifacio VIII había resuelto ceder la soberanía de Cerdeña a la Corona de Aragón. Poco después, se iniciaría un desembarque colosal de estirpes aristocráticas catalanas, acompañadas por sus redes clientelares, que en el transcurso del tiempo se mestizarían con una parte importante de las oligarquías locales, hasta convertir el catalán no tan sólo en la lengua de la administración y de la justicia, sino también en la de la cultura y de los negocios.

La Corona de Aragón derrota definitivamente la rebelió sarda. Representación parcial del Atlas Catalán (1375). Fuente Biblioteque National de France

Representación parcial del atlas catalán (1375) / Fuente: Biblioteque National de France

Pero el conflicto tradicional entre las dos principales facciones oligárquicas de la isla, y que había impedido que Cerdeña saliera bien como un reino independiente, no desapareció con la dominación catalano-aragonesa. Las repúblicas de Génova y de Milán y el reino de Francia, que habían aceptado a disgusto el arbitraje pontifical, alimentarían el conflicto interno sardo con el propósito de desestabilizar la Corona de Aragón, y darían apoyo a la facción oligárquica más reactiva. La batalla de Sanluri pondría fin a ocho décadas de rebelión, pero el príncipe Martín el Joven (el último príncipe de la dinastía Berenguer-Aragón) enfermaría después de la batalla y acabaría muriendo pocos días después.