Tal día como hoy del año 1905, hace 115 años, en Barcelona, moría Consuelo Giménez Escuder, la primera modelo pictórica catalana de etnia gitana. Consuelo murió trágicamente durante una fuertísima ventolera que provocó importantes daños en la ciudad. A causa de aquel fenómeno meteorológico, un muro cayó y provocó el derrumbe de la casa donde vivían Consuelo y su abuela (situada en un solar de la calle Entença). Según las informaciones de la época, Consuelo murió inmediatamente y su abuela fue atendida en un dispensario, pero acabaría muriendo al cabo de las horas.

Consuelo había nacido en una fecha indeterminada en Barcelona. Las investigaciones apuntan entre 1885 y 1890, por lo cual, cuando murió tenía entre quince y veinte años. Pero a pesar de su juventud, se había convertido en una de las modelos pictóricas más populares de la Barcelona de principios del siglo XX. Posó, principalmente, para el pintor Isidre Nonell, a partir del momento en que este evolucionó de las temáticas paisajísticas hacia las figuras humanas. Algunas fuentes apuntan que fue la primera modelo de etnia gitana que posó para un desnudo.

Consuelo no fue la primera mujer gitana que hacía de modelo. Pero sí que sería la primera que lo haría profesionalmente. Precisamente, en el intervalo de tiempo entre los posados ocasionales y los profesionales, sus padres —asustados— la enviaron a Madrid y la casaron con un gitano. Recluida y maltratada por su marido, pidió ayuda al pintor Nonell y al crítico de arte Junyent, que la rescataron y la llevaron de nuevo a Barcelona. Rechazada por sus padres, tuvo que vivir en condiciones precarias con la única persona de su familia que le dio apoyo: su abuela Josepha Escuder.

Sebastià Junyent describió a Consuelo como una mujer que era "alta, magra y de perfil afilado" y que tenía "la frente pequeña, los ojos rasgados, la nariz aquilina, los labios carnosos, la barbilla pequeña (...) la piel morena y satinada, su cabello negro y lustroso (...) tenía pupila de fuego, que con los ojos amarraba y con la boca mataba (...) ¡Pobre Consuelo! Su destino era desgraciado".