Tal día como hoy del año 1287, hace 733 años, Abu-Úmar ibn Saïd ―rais (caudillo) de Minurqa― y Blasco Ximenes de Ayerbe ―en nombre de Alfonso II, conde de Barcelona y rey de Aragón― firmaban la capitulación de Madinat Minurqa, la última plaza árabe de la isla de Menorca; que a partir de aquel momento sería denominada Ciutadella. En los pactos de capitulación, se autorizaba a Abu-Úmar a salir hacia el exilio con los restos mortales y la biblioteca de su padre, y con doscientas personas de su entorno familiar. Abu-Úmar y su entorno embarcaron en una nave genovesa en dirección al norte de África, pero aquel barco naufragaría y no sobreviviría nadie.

La capitulación de Ciutadella culminaba la campaña de conquista que se había iniciado el 5 de enero del mismo año, con el desembarque en la isla dels Conills ―delante del actual pueblo des Castell― y que había estado dirigida personalmente por el conde-rey Alfonso II. Como en el caso de la campaña mallorquina (1228-1229), aquella empresa fue liderada por los estamentos mercantil y militar catalanes. Entre los oficiales más destacados figuraban, por el bando catalán, los condes de Urgell y de Cardona; los barones de Anglesola, de Entença y de Muro; y los mercaderes Mallol, Marquet y Garçés. Y por el aragonés, el almirante Cornell y los barones Ayerbe, Luna y Antillón

Al día siguiente el conde-rey entraba en Ciutadella y tomaba posesión de la plaza. A partir de aquel momento se produciría un brutal descalabro: la población autóctona musulmana (la práctica totalidad de la sociedad de la isla) fue esclavizada y vendida en los mercados del norte de África. También, como había pasado en Mallorca seis décadas antes, el reparto benefició, especialmente, a los poderes que habían negociado e invertido más recursos en aquella empresa; y eso explica por qué la repoblación se llevó a cabo, muy mayoritariamente, con familias campesinas que procedían y lo cual dependían de los dominios feudales de la Catalunya Vella: los condados de Barcelona, Girona, Empordà, Rosselló y Cerdanya.