Tal día como hoy del año 1644, hace 375, en el contexto de la Guerra dels Segadors (1640-1652), el Dietari de la Generalitat consignaba la recepción de una misiva oficial firmada por Luis XIV –rey de la monarquía francesa– y por Michel Le Tellier –secretario de estado para los asuntos militares– que confirmaba el éxito de las gestiones diplomáticas de Francesc de Montpalau –embajador de Catalunya en París desde el 17 de agosto anterior. En aquella misiva se decía que la monarquía francesa había aceptado incrementar su participación militar en el conflicto que enfrentaba Catalunya con la monarquía hispánica, con el envío de ochenta compañías adicionales de infantería (unos 24.000 efectivos), que se sumarían a los 20.000 que ya combatían en territorio catalán.

Aquella medida implicaría resolver a favor de la Generalitat el contencioso que mantenían las autoridades políticas catalanas y Philippe de La Mothe Houdancourt –capitán general de los ejércitos de Luis XIV en Catalunya– a causa, principalmente, de los diversos intentos del mariscal francés –algunos con uso de la violencia– de cargar el mantenimiento de su tropa sobre las villas y ciudades catalanas. La Mothe había sido repetidamente advertido por la Generalitat (mayo 1643 – julio 1644) que el cobro de impuestos ordinarios y extraordinarios en Catalunya era competencia exclusiva del gobierno del país y de los consejos municipales. Después del acuerdo entre el embajador Montpalau y el ministro plenipotenciario francés Mazzarino, La Mothe sería fulminantemente cesado.

En su sitio Mazzarino nombró a Henri Harcourt de Lorena (llamado popularmente "Cadete la Perla"), que puso fin a los abusos y las violencias de los soldados franceses sobre la población civil catalana, y que reorganizó el ejército francocatalán: separó las compañías mixtas que había unificado La Mothe y la tropa militar recuperó su independencia respecto de los mandos franceses (se quedó bajo la autoridad directa del general Josep Margarit de Biure). El resultado fue inmediato: el ejercido aliado francocatalán recuperó el control sobre las llanuras de Lleida e, incluso, se adentró en territorio aragonés hasta, prácticamente, las puertas de Huesca, derrotando repetidamente a los hispánicos.