Tal día como hoy del año 1467, hace 554 años, se libraba la batalla de la Riccardina, a las afueras de la villa Molinella (entonces señoría independiente de Bolonia). En aquella batalla —que sería uno de los principales episodios bélicos de la península italiana durante el siglo XV— se enfrentaron, por una parte, la Serenísima República de Venecia, el ducado independiente de Herrara y un grupo de militares toscanos opuestos al gobierno de los Médici; y por el otro, el ducado de independiente de Toscana, la señoría independiente de Bolonia y la confederación catalanoaragonesa. En aquella batalla se utilizaron, por primera vez en la historia militar de la península italiana, las armas de fuego.

Los introductores de aquella novedad fueron los ejércitos de Fernando el Católico, formados exclusivamente por compañías militares del Principado de Catalunya. En aquel momento los catalanes ya atesoraban una larga experiencia en la manipulación de armas de fuego. Nunca mejor dicho, el bautizo de fuego de los catalanes con la pólvora con finalidades militares se había producido el año 1369 (casi un siglo antes) en la batalla naval de Barcelona. En aquel episodio bélico, las galeras catalanas habían sido las pioneras en Europa en el uso de armas de fuego. En la batalla de Barcelona, las galeras catalanas hundieron todos los galeones castellanos que pretendían atacar la ciudad.

En la batalla de la Riccardina, las armas de fuego utilizadas por los catalanes resultaron devastadoras para el enemigo. No obstante, el resultado final de aquella batalla no dejó un vencedor claro, en buena parte, por la actuación de los arqueros venecianos, en aquel momento considerados los mejores de Europa en el manejo de aquella arma. Las fuentes documentales revelan que el campo de batalla de Molinella se llenó de cadáveres de los dos bandos en combate. Y, también, revelan que aquel episodio marcaría un antes y un después en la historia militar de la península italiana. En los conflictos inmediatamente posteriores los catalanes siempre impondrían su fuerza con el uso de las armas de fuego.