Tal día como hoy del año 1819, hace 202 años, moría en Nápoles Carlos de Borbón y de Sajonia, que había sido rey de España entre 1788 y 1808 como Carlos IV, quinto monarca de la estirpe borbónica hispánica. Carlos IV había nacido en Portici (reino de Nápoles), el año 1748, mientras su padre (el futuro Carlos III de España) era rey de las Dos Sicilias. Carlos IV heredó la corona española cuando Carlos III inhabilitó a su primogénito Felipe Antonio, afectado por una grave discapacidad intelectual; y Fernando I (hermano pequeño de Carlos IV) recibió el trono de Nápoles.

Pero Carlos IV pasaría a la historia como el rey que le vendió la corona española a Napoleón Bonaparte. En mayo de 1808 se reunieron en Bayona (País Vasco francés), Napoleón, Carlos IV y Fernando VII (hijo y heredero de Carlos IV que, unas semanas antes, había liderado un golpe de estado y se había apoderado del trono). En aquella reunión padre e hijo vendieron la corona española a cambio de una pensión vitalicia de cuatro millones de francos anuales, un castillo en el País Vasco francés y la promesa de que Napoleón situaría a Fernando en el trono del reino de Etruria (creado por Napoleón sobre el antiguo ducado de Toscana).

Como resultado de aquella venta, Napoleón nombró a su hermano José rey de España. Sin embargo, el emperador se reservó Catalunya: el Principado fue integrado en Francia como una región más; y Barcelona fue convertida en la gran capital del Midi francés. Durante aquella etapa (1808-1814, pero de forma efectiva a partir de 1812), Catalunya vivió una extraordinaria primavera política y cultural: se restauró la oficialidad del catalán (cooficial con el francés) y se extendió el pensamiento liberal y republicano, que resultaría decisivo en la historia catalana de los siglos XIX y XX.

Durante aquella etapa (1808-1814) el Primer Imperio francés, gobernado por el emperador Napoleón, abarcó los territorios situados entre Schleswig-Holstein al norte y Catalunya al sur, y Roma al este y la Bretaña al oeste.