Tal día como hoy del año 1932, hace 88 años, se proclamaban oficialmente los nombres que encabezarían los partidos políticos que contribuirían a las primeras elecciones al Parlament de Catalunya. Esta institución había sido creada después de la restauración de la Generalitat (14 de abril de 1931) y la aprobación del Estatut (2 de agosto de 1931) por referéndum popular. El Estatut obtendría el apoyo del 99% de los votos de la ciudadanía y, posteriormente, sería aprobado —pero recortado sensiblemente por las Cortes republicanas— con el argumento de que “este Estatuto catalán es excesivamente ambicioso y pretencioso” (9 de septiembre de 1932). Las elecciones se celebrarían, tan sólo, dos días después (20 de noviembre de 1932).

Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 19/11/1932), se presentaron nueve partidos políticos: Derecha de Catalunya (una amalgama monárquica de carlistas y alfonsinos), encabezada por Salvador Anglada y Josep Bertran; Esquerra Republicana, por Francesc Macià y Lluís Companys; Lliga Regionalista, por Josep Agell y Josep Blanc; Partit Catalanista Republicà, por Claudi Ametlla y Lluís Nicolau d'Olwer; Partido Radical (lerrouxista), por Tomàs Burrull; Partit Nacionalista Català, por Francesc Maspons; Bloc Obrer i Camperol (comunistas), por Jordi Arquer; el Partit Federalista, por Eduard Medrano; la UGT por Camil Companys (hermano de Lluís Companys); y el Partido Social Revolucionario (extrema izquierda) por Angel Samblancat.

Los resultados de aquellas elecciones y la composición del primer Parlament quedaría repartida entre tres grandes fuerzas políticas: Esquerra Republicana y sus confluencias obtendría la mayoría con 67 de los 85 diputados en juego. Muy por detrás quedaría la Lliga Regionalista, que, desde 1907 hasta 1931, había sido el partido hegemónico en Catalunya, y que obtenía 16 diputados (17 con la Unió Democràtica de Catalunya). Y el Partit Catalanista Republicà obtenía 1. En cambio, los partidos de obediencia española (lerrouxistas y monárquicos) no pasarían del tope del 5% de los votos, y quedarían sin representación. El resto de partidos que contribuían a aquellas primeras e históricas elecciones tampoco obtuvieron representación.