Imagen principal: El campo de Les Corts el día de su inauguración / Fuente: Wikimedia

Tal día como hoy de los años 1922 en Barcelona y 1923 en València, hace 96 y 95 años, se inauguraban, respectivamente, los estadios de fútbol de Les Corts y de Mestalla; que se convertían no tan sólo en las nuevas sedes del FC Barcelona y del València CF sino que también se convertían en las "catedrales del fútbol" —como serían llamadas por la prensa de la época— en las capitales del Principat y del País Valencià. En los años veinte el fútbol ya se había convertido en el primer espectáculo de masas de las sociedades catalana y valenciana; superando claramente los toros o la pelota que, tradicionalmente, habían sido los preferidos del público. La construcción de Les Corts y de Mestalla respondía al fuerte crecimiento social que, sobre todo en el medio urbano, había experimentado —y que seguía experimentando— el fútbol.

La construcción de Les Corts vino impulsada por la necesidad de albergar el crecimiento de la masa social blaugrana. Entre 1909 y 1922 el FC Barcelona había jugado sus partidos como local en el campo de la calle Indústria, conocido popularmente como la Escupidera por las reducidas dimensiones tanto del terreno de juego como del aforo. Aunque había sido el primer estadio del estado español en disponer de alumbrado artificial y de duchas de agua caliente, sus 6.000 localidades —el año 1922— resultaban del todo insuficientes. El aforo inicial de las Corts sería de 25.000 espectadores, que pocos meses después se convertirían en 30.000 y cuatro años más tarde (1926) se ampliaría hasta 45.000. Desde un inicio el terreno de juego sería de césped.

Barcelona y Valčncia inauguran sus catedrales del fútbol. Mezcla el día de la inauguración. Font Viquipčdia

Mestalla el día de la inauguración / Fuente: Wikipedia

El caso de Mestalla era similar. Entre 1919 —fecha de fundación del club— y 1922, el València CF había jugado como local en el campo de Algirós —una finca alquilada al lado del paseo de la Albereda— pero las reducidas dimensiones del terreno de juego y del aforo habían obligado a la directiva a buscar un nuevo emplazamiento. La compra de los terrenos de Mestalla fue también con el objetivo de dotar patrimonialmente el club. Los nuevos terrenos costaron 316.000 pesetas de la época (el equivalente aproximado actual a 600.000 euros). Allí se construyó un estadio que tenía una capacidad inicial para 17.000 espectadores que, cuatro años más tarde (1927), se transformarían en 25.000 hasta, en sucesivas ampliaciones, llegar a los actuales 55.000. Con la primera ampliación (1927) se plantaría el césped.