Tal día como hoy del año 1857, hace 165 años, se hacía público el censo decenal de población del estado español, el primero que se hacía con criterios científicos modernos. Aquel censo de 1857 confirmaría que el área de Barcelona (la ciudad y villas del llano de Barcelona), con más de 250.000 habitantes, se había convertido en la segunda área de concentración demográfica de la península Ibérica. Este hecho no se producía desde finales del siglo XIV y principios del siglo XV, cuando Barcelona —que había ostentado el liderazgo demográfico peninsular desde la centuria de 1100— entraría en crisis a causa de los efectos de la peste negra, los pogromos y las guerras civiles catalanas, y cedería la primacía a València, Sevilla y Lisboa, que se la disputarían, durante los siglos XV, XVI y XVII.

Desde principios del siglo XVIII, coincidiendo con la entronización de la dinastía borbónica y el redimensionado de la capitalidad de Madrid, la "villa y corte" se había convertido en el principal núcleo demográfico español y el segundo de la península Ibérica. Al principio del siglo XIX, Lisboa censaba 203.000 habitantes; Madrid 165.000; Barcelona, 120.000; Sevilla, 95.000 y València, 85.000. Pero la Revolución Industrial cambió radicalmente el paisaje demográfico peninsular. Y el año 1857, un cuarto de siglo después de la introducción de la primera máquina de vapor en una fábrica catalana (Bonaplata en 1835), la ciudad y el llano de Barcelona habían conocido una fuerte inmigración procedente del ámbito rural catalán.

Según el censo de 1857, la ciudad de Barcelona —que todavía continuaba recluida en el interior de las murallas por imposición del régimen borbónico— censaba a 183.787 habitantes. Gràcia, con 17.147 residentes, ya era la sexta ciudad de Catalunya. Muy cerca se situaban Badalona, con 10.485; Sant Andreu, con 10.297; Sant Martí de Provençals, con 7.096; y Sants, con 6.739. Y, en último término, Sarrià, con 3.850 habitantes; L'Hospitalet de Llobregat, con 3.072; Horta, con 2.626; Sant Gervasi, con 2.121; Les Corts, con 804; y Sant Adrià de Besòs, con 332. En conjunto, en el llano de Barcelona vivían más de 250.000 habitantes, una cifra muy próxima a los 281.170 de Madrid. Setenta años más tarde (1930), Barcelona alcanzaba el millón de habitantes y ya superaba a la capital española.