Tal día como hoy del año 1936, hace 83 años, en el contexto de las primeras semanas de la Guerra Civil española (1936-1939), unos desconocidos asesinaban a tiros a Desideri Trilles Mariné (Porrera del Priorat, ? – Barcelona, 1936), líder de la Asociación de Trabajadores Portuarios de Barcelona. Según la prensa de la época (La Vanguardia, edición del 01/08/1936), la madrugada del 31 de julio, “Desiderio Trilles iba en un coche por la rambla de Santa Mónica, junto con tres compañeros del Sindicato, y al llegar frente a la casa número 17 unos desconocidos rodearon el automóvil, disparando contra sus ocupantes. A consecuencia del tiroteo que se originó, Desiderio Trilles recibió tan graves heridas que falleció a consecuencia de las mismas”.

Aquel atentado se produjo en el marco de las luchas internas por el control del movimiento revolucionario. Trilles había sido un destacado representante de la CNT durante los años de la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930). Había hecho varios viajes a la URSS; y en 1924 había actuado como representante de la clase obrera catalana en el III Congreso de la Internacional Sindical Roja. Pero con la proclamación de la República (1931) había abandonado el sindicato anarquista y se había afiliado a la UGT y a la federación catalana del PSOE. Y, todavía, poco después del inicio de la Guerra Civil (1936), con Rafel Vidiella, protagonizaría uno de los más destacados abandonos del PSOE catalán, para cofundar (con Joan Comorera, Miquel Valdés, Pere Aznar y Artur Cussó) el PSUC.

Y si bien es cierto que, pocos días antes, elementos revolucionarios incontrolados habían secuestrado y asesinado a los miembros de la junta directiva de la Asociación de Consignatarios (la patronal del Puerto de Barcelona), con lo cual aquel atentado podía tener la apariencia de una venganza, también lo es que Joan Comorera (PSUC) ―que aquel mismo día sería nombrado conseller de Economia de la Generalitat―, se oponía a que los estibadores afiliados a la CNT-FAI estibaran las cargas de armamento que llegaban al puerto de Barcelona. De hecho, cuando Comorera cogió las riendas de su conselleria, una de las primeras medidas que dictó fue la obligación que la estiba de armamento quedara a cargo, exclusivamente, de los estibadores afiliados a la UGT.