Tal día como hoy del año 1588, hace 433 años, zarpaba del puerto de Lisboa la llamada "Grande y Felicísima Armada", botada por orden del rey hispánico Felipe II, y que los ingleses renombrarían sarcásticamente como "Armada Invencible". Aquel grupo estaba formado por treinta y cuatro naves de guerra y ciento sesenta y tres barcos de mercantes que habían sido armados y adaptados para el combate y estaba tripulado por un total de 20.000 hombres. Inicialmente, se había encomendado la preparación del proyecto y la dirección del convoy al experimentado almirante castellano Álvaro de Bazán, pero su repentina muerte pocos meses antes (09 de febrero de 1588) decidió a Felipe II a nombrar al incapaz Alonso de Guzmán y Sotomayor, que no tan sólo no tenía ningún conocimiento de náutica, sino que además se mareaba a bordo.

La Armada Invencible fue interceptada y repetidamente derrotada delante de las costas de Plymouth y de Portland (en el sur de Inglaterra) por los barcos ingleses (más pequeños, más ágiles y mejor adaptados a la navegación por un mar abierto) y no pudo llegar nunca a los Países Bajos hispánicos, donde la esperaba una fuerza adicional de 30.000 hombres que tenía que embarcar y transportar hasta las costas de Kent (en el extremo sudeste de Inglaterra). Incomprensiblemente, Guzmán ordenó poner rumbo hacia el norte y circunvalar las islas Británicas, pero los desperfectos causados en los cascos y en los palos de los barcos hispánicos por la artillería naval inglesa y el mal estado del mar provocaron el hundimiento de buena parte de aquella flota delante de las costas occidentales de Irlanda. Los hispánicos perdieron sesenta y tres naves y diecinueve mil hombres.