Tal día como hoy del año 711, hace 1.310 años, el ejército árabe de Musa ibn Nusair desembarcaba en Gibraltar y acampaba por primera vez en suelo europeo. El desembarque de aquellas tropas era el resultado de un pacto entre el poder árabe en el norte de África y la facción hispanovisigótica de los vitizanos, partidarios de sustituir a Roderico por Agila en el trono de Toledo. Los vitizanos eran el partido mayoritario entre las oligarquías hispanovisigóticas de las provincias Narbonense (el actual Languedoc) y Tarraconense (las actuales Catalunya, Aragón y mitad norte del País Valencià).

Poco después del desembarque de Musa, se produciría la Batalla del río Guadalete (julio del 711), que se saldaría con la derrota más absoluta del ejército visigótico. La rápida conquista árabe de la Península (711-723) se explica a partir de aquella derrota. La historiografía nacionalista española lo atribuía a la división interna del mundo visigótico. Pero, en cambio, la investigación historiográfica moderna ha probado que los ejércitos árabes contaron con el apoyo de una parte importante de la población autóctona peninsular, que habría sido islamizada poco antes de la conquista militar.

Según un equipo de investigadores de la Universidad de Sevilla, el año 711, las capas más humildes de la sociedad de las zonas más pobladas de la Península (los valles de los ríos Guadalquivir, Segura, Túria y Ebro) habían sido islamizadas, y durante la conquista militar habrían facilitado la acción de los ejércitos de Musa. Según la misma investigación, en aquel momento la religión islámica se presentaba como una confesión más progresista y más igualitaria que la cristiana, que —a través de la institución de la Iglesia— se había convertido en una pata del poder.

Después de la conquista, el territorio de las actuales Catalunya y Aragón quedó encuadrado en una unidad administrativa denominada Frontera Superior, con capital en Zaragoza. Balagí (Balaguer), Lérida (Lleida), Afragha (Fraga) y Turtusha (Tortosa) fueron convertidas en grandes ciudades. Pero, en cambio, Tarragona fue totalmente abandonada y Barcelona, Girona, Empúries, Elna, Narbona, Carcasona, Magalona y Nimes perdieron entre la mitad y los dos tercios de su población; que se refugiaría en los dominios cristianos independientes de la península italiana, o en el territorio del reino de los francos.