Tal día como hoy del año 1311, hace 707 años, se libraba la batalla del río Cefís, en la península de Ática (actual Grecia), que enfrentó la Compañía Catalana de Oriente (los almogávares) con el ejército feudal del duque de Atenas Gautier de Brienne. La abrumadora victoria de los almogávares —que masacraron la totalidad del ejército enemigo— no tan sólo les abrió el paso a la conquista y dominación del ducado de Atenas, sino que tuvo un gran eco internacional —las crónicas de la época lo mencionarían a menudo—. Por una parte, incrementaría el prestigio militar que ya disfrutaba la Compañía; y por la otra, alimentaría la leyenda negra que desde las Vísperas Sicilianas de 1282 perseguía a los catalanes, y los perseguiría durante los siglos posteriores.

El ducado de Atenas había sido históricamente un territorio en disputa entre el Imperio bizantino (los restos del Imperio romano de Oriente), el reino de Tesalónica (un principado aristocrático en la órbita política de la República de Venecia) y los árabes y los turcos que, a menudo, practicaban incursiones de saqueo. Con motivo de las Cruzadas a Tierra Santa —al principio de la centuria de 1200— que habían reunido las principales fuerzas de la cristiandad, la monarquía francesa lo había invadido y convertido en un dominio aristocrático en su órbita política. Sería, precisamente, esta situación de estado-tapón permanentemente amenazado lo que llevaría a su duque Gautier de Brienne a contratar la intervención armada de la compañía de mercenarios llamada Magna a Societatis Exercitus Catalanorum.

Los Almogávares se apoderan del ducado de Atenas. Pintura coetánea Almogávares. Fuente Museo de Historia de Catalunya

Pintura coetánea de almogávares / Fuente: Museu d'Història de Catalunya

Los almogávares catalanes recuperaron una treintena de castillos que habían caído en poder de los enemigos del duque Gautier. Concluida la campaña, sin embargo, se produjeron fuertes desavenencias entre la cancillería ducal y los capitanes catalanes por el pago de los servicios militares. Gautier, asustado, pactó con sus antiguos enemigos la aniquilación de la Compañía Catalana. Pero los almogávares, aunque estaban en clara inferioridad numérica y armamentista, plantearon a propósito la batalla en una zona pantanosa —la desembocadura del río Cefís—​ donde la caballería francesa quedaría pintiparada. Los almogávares, una milicia de intervención rápida, hicieron buenas sus mejores armas, y la batalla del río Cefís pasaría a formar parte de los manuales de estrategia militar de los siglos posteriores.