Tal día como hoy del año 1932, hace 87 años, se llevó a cabo la solemne sesión de apertura del primer Parlament de la historia moderna de Catalunya. Aquel acto estuvo presidido por el president Macià que, aunque había ganado ampliamente las elecciones catalanas del 20 de noviembre de 1932, en aquel momento todavía ejercía el cargo de forma provisional. Aquel sería el primer acto oficial del nuevo Parlament: la apertura de la cámara que tenía que reunir la máxima representación política de Catalunya, elegida ―por primera vez en la historia― por sufragio universal, y la constitución de la mesa provisional, que sería presidida por Lluís Companys (ERC). Una semana más tarde (13/12/1932), se constituiría definitivamente el Parlament, y la mesa provisional quedaría confirmada.

El Parlament de Catalunya, constituido de forma provisional después de la restauración de la Generalitat (14 de abril de 1931), y de forma definitiva aquel 6 de diciembre, era el heredero de las Cortes Catalanas, el organismo que reunía la primera personalidad del país (el conde independiente y, más adelante, el conde-rey y el rey de la monarquía hispánica) y los brazos estamentales (la representación política del país) y que proponía, negociaba y promulgaba las leyes, y las publicaba en las Constituciones de Catalunya. Este organismo sería vigente desde la centuria de 1100 hasta 1714, cuando el primer Borbón hispánico lo liquidó "por justo derecho de conquista". El Parlament de 1932 era la adaptación a la modernidad del histórico sistema político paccionado catalán.

La representación de aquel primer Parlament estaría distribuida en ocho formaciones políticas: Esquerra Republicana de Catalunya ―liderada por Francesc Macià i Lluís Companys― con 56 diputados, que con sus confluencias (USC, PRAT, UC y PRF) sumaba 67 diputados; Lliga Regionalista ―liderada por Francesc Cambó y Lluís Duran Ventosa― con 16 diputados; y la Acció Catalana Republicana y la Unió Democràtica de Catalunya ―liderados respectivamente por Pere Lloret y Pau Romeva― que obtuvieron un escaño cada formación. En cambio, las formaciones de obediencia española que se habían presentado en aquellos comicios (el PRR de Lerroux y las marcas blancas de las derechas monárquicas y tradicionalistas) no obtuvieron representación parlamentaria.