Tal día como hoy del año 1434, hace 586 años, en Génova, las autoridades de aquella república ordenaban la ejecución de Vicentello d'Istria, el último regente catalán de la isla de Córcega. Istria había sido capturado por una nave genovesa unos días antes, cuando huía de una revuelta local anticatalana atizada por Génova. Fue conducido en aquella república y ejecutado sin ningún tipo de juicio. Desde aquel momento, Córcega pasó a ser gobernada por la facción progenovesa de las oligarquías locales. El conde-rey Alfonso IV el Magnánimo (segundo soberano Trastámara en el trono de Barcelona), no reaccionó y renunció totalmente a la recuperación del dominio de la isla, que remontaba al año 1297.

Una de las razones que se esgrimen para explicar la actitud de Alfonso IV se que en el momento que Istria pierde el poder, el conde-rey estaba ocupado en la preparación de la empresa militar que lo conduciría a la conquista del reino de Nápoles (1435). Pero lo cierto es que Istria era del clan local Della Roca, emparentados con la anterior estirpe real Berenguer-Aragó, líderes de la facción procatalana de las oligarquías corsas, y muy bien relacionados con la facción aristocrática catalana que había dado apoyo a Jaime de Urgell en el Compromiso de Caspe (1410). Istria había sido gobernador en dos ocasiones: la primera entre 1404 y 1409 nombrado por Martín I el Humano, el último conde-rey de la estirpe Berenguer-Aragó.

Después de una larga etapa convulsa, a partir de la regencia de Hugo Bonaparte (1409), también del partido procatalán, y, sobre todo, desprendido del cambio de dinastía en el trono de Barcelona (1412), Istria pasaría de nuevo a liderar la facción. Se convertiría en el regente de facto, y derrotaría, definitivamente a los progenoveses. Pero a causa de su política autoritarista acabaría abandonado por muchos de sus socios que resucitarían el partido progenovés. La revuelta y cambio de régimen provocarían el exilio de su clan en Catalunya. Uno de los descendientes de aquel exilio, Joan Baptista de la Roca, nacido en Barcelona hacia 1500, sería el primer rector de la primera universidad de la historia americana: San Marcos de Lima (1551).