Tal día como hoy del año 1715, hace 303 años, en el contexto de la post-guerra de Sucesión hispánica, las autoridades borbónicas ejecutaban a Josep Moragues i Mas que, antes y durante el conflicto bélico, había sido una de los líderes militares de las compañías de Miquelets que fustigaban a los ejércitos franco-castellanos en el interior del Principat. El general Moragues, que se había acogido a las condiciones de capitulación del castillo de Cardona (1714) que garantizaban la vida y los bienes de los combatientes austriacistas, fue citado en el despacho del capital general De Tilly, el máximo responsable del aparato represor borbónico en Catalunya, le fue requisada la documentación y fue puesto bajo vigilancia.

El general Moragues, temiendo que el aparato represor borbónico no cumpliría los pactos de capitulación firmados meses antes —tal como posteriormente se demostraría sobradamente— intentó salvar su vida embarcándose hacia Mallorca, entonces todavía territorio austriacista. Pero la noche del 22 de marzo de 1715, mientras esperaba en Montjuïc —con los capitanes austriacistas Jaume Roca y Pau Macip— la nave que los tenía que llevar a Mallorca, fueron delatados y entregados a las autoridades borbónicas. De Tilly torturó hasta la extenuación a Moragues, Roca y Macip. Y los sometió a un juicio sumarísimo —un consejo de guerra— sin ningún tipo de garantía procesal.

Los borbonics ejecutan al general Moragues, ninguno de los Migueletes catalanes. Primer plano de Barcelona después del empleo|ocupación borbónica (1714). Fuente Bibliothèque Nationale de France

Primer plano de Barcelona después de la ocupación borbónica (1714) / Fuente: Bibliothèque Nationale de France

Finalmente, la justicia borbónica lo condenó por conspiración, rebelión y sedición, y ordenó su ejecución. El general Moragues, por orden de la justicia borbónica, fue arrastrado vivo atado a un caballo por las calles de Barcelona. Y después, en el cadalso de ejecuciones, fue ejecutado, decapitado y descuartizado en cumplimiento de la triple condena por los cargos que se le habían imputado. Su cabeza se quedaría expuesta durante doce años dentro de una jaula de hierro colgada en el Portal del Mar, con una inscripción a latín que decía: "Josep Moragues, por haber cometido el crimen de una repetida rebelión, haber abusado dos veces de la clemencia real, a la tercera vez fue tomado y ejecutado por la justicia".