Tal día como hoy del año 1769, hace 254 años, en Castello di Rostino (Córsega), en un paraje del río Golo dominado por el puente Novu, se enfrentaban las tropas del Ejército de la República de Córcega, comandadas por Pascal Paoli y formadas por unos tres mil voluntarios; y las tropas de la monarquía francesa, comandadas por Noël Jordà de Vaux e integradas por cinco mil efectivos. Aquella decisiva batalla se saldó con la victoria de los franceses que, a partir de aquel momento, tuvieron el via libre hasta Corti, en aquel momento capital de Córcega. El resultado de aquella batalla significó el principio del fin de la libertad y de la independencia del pueblo corso, y se puede interpretar como la particular "batalla de Almansa" de Córcega.

La ocupación francesa venía precedida de una larga lucha contra la dominación genovesa que remontaba al siglo XVI. Poco después de la Guerra de Sucesión hispánica (1701-1715), las diferentes facciones independentistas corsas se habían agrupado, habían expulsado a los genoveses de una parte importante de la isla, y habían creado la Nación Libre de Córcega (1729-1755) que se transformaría en la República de Córcega (1755-1769). Pero la República de Génova, amenazada por la expansión de los Saboya que gobernaban el reino de Cerdeña-Piamonte; buscó una salida desesperada y pidió ayuda a la monarquía francesa para aplastar al pequeño Estado corso. A cambio, prometió que cedería a Francia una serie de estratégicas fortalezas situadas en la costa de la isla.

Los franceses, que en los siglos XVI y XVII habían sido aliados de los independentistas corsos, desembarcaron en la isla, oficialmente para ayudar a los genoveses, y extraoficialmente para conquistar Córcega. Después de la Batalla de Ponte Novu, los franceses aplastaron los núcleos de resistencia corsos, liquidaron la República de Córcega, e incorporaron la isla a los dominios de la monarquía francesa. Tres meses después del Ponte Novu (15 de julio de 1769) en la ciudad de Ajaccio (en la costa oeste de la isla) nacía un niño que sería bautizado con el nombre de Nabulione Bonaparte. Con el transcurso de los años, aquel niño, nacido durante las primeras semanas de la dominación francesa, se convertiría en el emperador Napoleón I.