Tal día como hoy del año 1506, hace 517 años, en Villafáfila (Corona castellanoleonesa); el rey Fernando el Católico, viudo de Isabel la Católica; firmaba un acuerdo con los representantes de los estamentos del poder de la Corona castellanoleonesa; según el cual renunciaba a su condición de regente del trono de Toledo, en beneficio de su yerno Felipe Habsburgo, denominado "el Bello". Fernando ejercía la regencia en Toledo desde la muerte de Isabel (1504), pero pese a los estamentos de poder castellanoleoneses, que siempre habían considerado su estirpe (sus tíos —los niños de Aragón—, su padre —Juan II— y él mismo); como unos elementos desestabilizadores.

Aquella renuncia, llamada "Concordia de Villafáfila" pretendía evitar la réplica de la Guerra Civil castellana (1475-1479), que había enfrentado a los partidarios de la unión dinástica con Portugal (liderados por Juana, hija del rey Enrique IV y mal llamada "la Beltraneja"); contra los partidarios de la unión dinástica con la Corona catalanoaragonesa (liderados por Isabel, hermanastra del rey Enrique IV y llamada "la Católica"). En aquel conflicto, la cancillería de Barcelona y Fernando el Católico habían intervenido decididamente en favor de Isabel, y habían conseguido inclinar la guerra civil castellana en beneficio de la esposa del Católico.

La cancillería de Barcelona había decidido intervenir, entre otras cosas, para satisfacer la ambición de las clases mercantiles catalanovalencianas (principales aliadas de los Trastámara de Barcelona); que pretendían el control en solitario de los puertos de la Baja Andalucía (plataforma de lanzamiento de los viajes comerciales atlánticos a la época). La ambición catalanovalenciana había asustado a las oligarquías castellanoleonesas que temían una creciente influencia de la gente de Fernando el Católico en sus asuntos internos. Principalmente por este motivo las cortes castellanas enseñaron la puerta a Fernando, con la frase que ha hecho historia "viejo catalanote, vuélvete a tu nación".