Tal día como hoy del año 1899, hace 124 años, en Barcelona, moría el escritor e historiador Joaquim Rubió i Ors, conocido, también, con el nombre literario de lo Gaiter del Llobregat. Rubió había nacido en Barcelona en 1818, hijo de los impresores y libreros Josep Rubió y Agnès Ors. Estudió Filosofía en el Seminario Diocesano; y Física y Francés en la escuela de la Junta de Comerç de Catalunya. Fue un escritor precoz y prolífico que cultivó todos los géneros y que recuperó la producción literaria en catalán y la divulgación de la historia de Catalunya (prácticamente desaparecidas desde la ocupación borbónica de 1714). Los biógrafos de Rubió destacan que su intención era "despertar a los catalanes de su vergonzosa y criminal indiferencia".

Rubió se convertiría en uno de los prohombres de la cultura catalana y una de las figuras primordiales del Renacimiento. Según los investigadores historiográficos de este movimiento, la Renaixença se inicia con la publicación de la "Oda a la Pàtria" de Bonaventura Carles Aribau (1833); pero no habría tenido continuación sin la publicación del Manifest de Joaquim Rubió (1841). Aribau y Rubió suscitaron la conciencia colectiva de los catalanes y promovieron la organización de certámenes culturales y literarios que culminarían con la restauración de los Jocs Florals (1859). Los Jocs Florals habían sido creados en 1393 por el rey Juan I, pero se habían interrumpido a finales del siglo XV, coincidiendo con la unión dinástica de Fernando e Isabel y el desplazamiento de la corte a Castilla.

Los Jocs que impulsó Rubió reunieron todos los estilos de producción cultural y todas las ideologías políticas. Resultaría especialmente curioso el debate que se generó para decidir cuál tenía que ser la variante dialectal del catalán que se tenía que imponer como lengua culta. El escritor y bibliógrafo Marià Aguiló (Palma, 1826 – Barcelona, 1897) defendió la inclusión de todas las variantes del catalán. El archivista e historiador Pròsper de Bofarull (Reus, 1777 – Barcelona, 1859) propuso la recuperación y la difusión de la lengua medieval catalana. Y finalmente, un grupo de escritores entre los cuales estaba Rubió defendieron que la variante dialectal local de Barcelona se tenía que convertir en la forma culta del catalán.