Tal día como hoy del año 1297, hace 727 años, en la ciudad de València, el rey Jaume II de Catalunya-Aragón-València, firmaba la cesión de unos terrenos en el valle de Alfàndec (también llamado de Marinyén y actualmente dentro del término municipal de Simat, entre Cullera y Gandia), a la Orden del Císter, que debían destinarse a la construcción de un monasterio. Los terrenos que se asignaron al nuevo monasterio —para su mantenimiento— eran un extenso dominio de la Valldigna, que sería de donde tomaría el nombre. Desde su fundación se llamó Santa Maria de la Valldigna, y los primeros ocupantes de ese nuevo establecimiento (1299) serían un grupo formado por el nuevo abad Ramon de Santcliment y once monjes, procedentes todos del monasterio cisterciense de Santes Creus (Catalunya).

Santa Maria de Valldigna no era el primer establecimiento cisterciense en el País Valencià. Lo precedían el de Benifassà, en el Maestrat (1235), y el de la Saïdia, en la ciudad de València (1251). Pero sí que se proyectó para ser el gran monasterio cisterciense en el nuevo reino valenciano, destinado a jugar el papel protagonista que ejercía Poblet en Catalunya. Poco después, la corona le concedió la propiedad de varias casas-procura (casas abaciales) en las principales ciudades del nuevo reino valenciano (València, Xàtiva, Gandia, Alzira), desde donde ganaban nuevo patrimonio e influencia. Además, sus abades —elegidos por los monjes del monasterio sin interferencias de ningún tipo— obtuvieron, de forma permanente, silla de representación en las Corts valencianas.

Durante el siglo XIV, se liberó, progresivamente, de su dependencia de Santes Creus, que había sido la casa matriz desde su época fundacional, y creó sus propios establecimientos subordinados: el monasterio de Montsant de Xàtiva (1320) y el priorato de Sant Bernat de Rascanya (1388). Coincidiendo con el llamado Siglo de Oro valenciano (XV y principios del XVI), Santa Maria de Valldigna vivió su primera época de plenitud. Fue el establecimiento monástico más rico —patrimonialmente— y más poderoso —políticamente— del País Valencià. Tuvo cinco abades de la familia Borja (uno de los cuales sería Roderic, el futuro pontífice Alejandro VI) y dos abades de la casa real (uno de los cuales sería Alfons, el primogénito ilegítimo de Fernando el Católico).