Tal día como hoy del año 1937, hace 88 años, en Barcelona, y en el contexto de la guerra civil española (1936-1939), se iniciaba una guerra entre las fuerzas de orden público de la Generalitat, reforzadas con milicianos de Estat Català y del PSUC, y el brazo armado de la organización anarquista CNT-FAI, reforzado con efectivos del POUM. Esos enfrentamientos, que se prolongarían por espacio de cuatro días (del 4 al 7 de mayo de 1937), fueron denominados "Fets de Maig" y se saldaron con la victoria de la Generalitat y la derrota absoluta de los anarquistas. Los observadores internacionales, como el periodista y escritor británico George Orwell, definieron dicho conflicto como una guerra civil dentro de otra guerra civil (Homenaje a Catalunya).
El origen de ese conflicto había que buscarlo en los primeros días de la guerra civil. El 19 y 20 de julio de 1936, las fuerzas de la Generalitat (Mossos d'Esquadra, Guardias de Asalto y Guardia Civil) y los milicianos anarquistas, independentistas, marxistas y comunistas habían derrotado el golpe de Estado por las armas. Pero, paradójicamente, Catalunya pagaría un alto precio. Los anarquistas, que durante los días previos al golpe de Estado habían acumulado más armas que la suma del arsenal de todos los cuerpos de seguridad pública de la Generalitat, usurparían el orden público y desplegarían las temibles Patrullas de Control, formadas por delincuentes y convictos, que aterrorizarían a la sociedad catalana de la época.
El clima de caos y terror impuesto por los anarquistas obligaría al president Companys a maniobrar para restaurar el legítimo poder del gobierno catalán y, a partir de octubre de 1936, con la complicidad del partido independentista Estat Català y de la formación estalinista PSUC, se enfrentaría a la organización anarquista CNT-FAI y al partido marxista —trotskista y antiestalinista— POUM. El objetivo de Companys era desgastar, sobre todo, a la CNT-FAI y provocar su salida de los organismos del poder. La tensión fue en aumento hasta que el 3 de mayo de 1937, las fuerzas de la Generalitat asaltaron y ocuparon el edificio de Telefónica —en la plaza de Catalunya y una de las fortalezas de los anarquistas—.
La CNT-FAI lo interpretó como una declaración de guerra y durante las horas posteriores se libró una intensa batalla urbana en la plaza de Catalunya. Finalmente, después de tres días de combates (del 3 al 7 de mayo de 1937) y de varios centenares de muertos (la investigación cifra las víctimas de esta guerra en una horquilla de 100 a 400), la confrontación se saldó con el exterminio físico de los anarquistas y la ilegalización y proscripción de su organización y la del POUM. Sin embargo, la Generalitat tendría que pagar, nuevamente, un precio elevado. A raíz de esos hechos, el gobierno central de la República —presidido por el socialista Negrín— intervino sus competencias en orden público.