Tal día como hoy del año 1350, hace 672 años, se libraba la Batalla Naval de Winchelsea, en el canal de la Mancha, que enfrentó a las armadas inglesa y castellana; y que, a pesar de la superioridad tecnológica y numérica de los peninsulares, se decidió a favor de los intereses de Londres. En aquel enfrentamiento, como pasaría 238 años después en la Batalla de Dover (1588) contra la Armada Invencible, los pequeños barcos ingleses (más rápidos y maniobrables) consiguieron abordar las naves enemigas y situar el escenario de lucha sobre las cubiertas de las enormes carracas castellanas. Según las crónicas, los ingleses no hicieron prisioneros, y los castellanos heridos fueron lanzados por la borda.

Aquella batalla marcó el principio de una época: las marinas castellana y francesa —que hasta entonces habían dominado el cuadrante marítimo nordoriental del Atlántico— tuvieron que ceder paso y protagonismo a la marina inglesa. El rey Eduardo III de Inglaterra, que sería nombrado "king of the sea" (rey del mar), inició la modernización de la marina militar y mercante inglesa. Para este propósito reclutó una cantidad importante de masters shipwrights (constructores de barcos) de las tradicionales potencias marítimas mediterráneas (Catalunya, Génova, Florencia, Venecia), que fueron emplazados en los nuevos dockyards (astilleros) en el sur de la isla.

A todo eso se añadió un notable incremento de la presencia mercantil catalana, valenciana y mallorquina a los emergentes puertos ingleses, que ya se había iniciado con los viajes de finales del siglo anterior. La casa real inglesa, a través del rey Eduardo III, pero sobre todo a través de su hijo Eduardo de Woodstock, llamado el "Príncipe Negro", fueron grandes protectores de los intereses mercantiles catalanes en Inglaterra. Este interés catalán (y genovés, y florentino, y veneciano) en los puertos atlánticos que, durante la misma época, también se pondría de manifiesto en los viajes y establecimientos en Canarias y en Flandes, revela que el mar Mediterráneo estaba perdiendo su histórica condición de centralidad del mundo.

Imagen principal: Representación de la batalla de Winchelsea. Fuente: Bibliothèque Nationale de France.