Tal día como hoy del año 1616, hace 406 años, Gaspar de Pons —secretario de estado de Hacienda de la corte del rey hispánico Felipe III- fundaba el Hospital de la Virgen de Montserrat, que —inicialmente— estuvo situado en la actual plaza de Antón Martín de Madrid y que fue destinado a dar atención sanitaria y hospitalaria a los súbditos de la Corona catalanoaragonesa desplazados a la capital de la monarquía hispánica. Inicialmente, el Hospital de los Catalanes (que fue el nombre popular de aquella institución) se emplazó en un edificio residencial ya existente que fue adaptado para funciones hospitalarias. Pero, posteriormente, fue derribado y construido de nuevo con los planos de los arquitectos catalanes Josep Ratés y Josep Simó de Xuriguera (1675).

La existencia de hospitales que daban atención, exclusivamente, a súbditos extranjeros desplazados a una capital política era un hecho habitual en la época. Durante aquella misma época, en Madrid, se construyeron los hospitales de los Milaneses; de los Portugueses; y de los Flamencos (Países Bajos hispánicos); estados que, como Catalunya, formaban parte del edificio político hispánico. Posteriormente, y al inicio del exilio catalán de 1714 (al final de la Guerra de Sucesión hispánica), Ramon de Vilana-Perles (secretario del Despacho Universal del archiduque Carlos de Habsburgo) fundó el Hospital de Wahring, en Viena, destinado a dar asistencia sanitaria y hospitalaria a los más de 2.000 exiliados catalanes, valencianos, mallorquines y aragoneses en la capital austríaca.

Gaspar de Pons había sido un prestigioso economista que fue incorporado al aparato de gobierno hispánico presidido por el duque de Lerma, para plantear soluciones imaginativas a la crisis hispánica de 1600, provocada por la interrupción repentina de los envíos de oro y plata americanos. Pons venía de ejercer el cargo de defensor del Consulado de Mar de Barcelona y de cónsul militar de la Llotja de Mar de Barcelona. Al principio del siglo XVII, mientras la monarquía hispánica se precipitaba hacia una crisis de dimensiones colosales, Catalunya —que había puesto en práctica una reforma agraria (Revolución Remença, a finales del siglo XV) y que ensayaba modelos económicos precapitalistas— estaba inmersa en una dinámica de fuerte crecimiento demográfico y económico.

El Hospital de los Catalanes de Madrid estuvo vigente hasta que a finales del siglo XVIII el régimen borbónico ordenó la unificación de todos los hospitales de la capital española bajo el nombre de Hospital General de San Carlos. No obstante, el edificio original prestó servicios hospitalarios —como dependencia— hasta 1903, cuando fue, definitivamente, derribado.