Tal día como hoy del año 1781, hace 242 años, un grupo de colonos hispánicos formado por 44 personas (11 parejas con sus respectivos hijos), originario de las villas de Sonora y de Sinaloa (entonces gobernación de Nueva California), fundaban el asentamiento de Nuestra Señora de Los Ángeles; que unas décadas más tarde se convertiría en la ciudad de Los Ángeles. Este grupo era dirigido por el sargento Josep Vicenç Feliu i Esquer, de origen catalán, que en la documentación colonial hispánica aparece renombrado como José Vicerte Feliz. La práctica de castellanizar apellidos era habitual en el ejército colonial español, y la encontramos, también, en el caso del explorador mallorquín Joan Perers, renombrado como Juan Pérez. Feliu fue el primer alcalde-gobernador de Los Ángeles.

El sargento Feliu reunió a 44 personas en la misión de Sant Gabriel, creada diez años antes (1771) sobre una colina a diez kilómetros en el este de la futura ciudad de Los Ángeles; pero tuvo que retrasar la salida porque unos cuantos colonos contrajeron la viruela. Fueron sustituidos por colonos de la misión de Sant Gabriel y al decidir el emplazamiento de la nueva ciudad, se prescindió de las órdenes del rey Carlos III (que pretendía situar la nueva ciudad en una zona inundable, en la desembocadura del río), y se optó para construir siguiendo el trazado que, diez años antes, había propuesto el misionero franciscano Joan Crespí i Fiol (Palma, 1722 – Carmel, California, 1782), y que corresponde en el espacio delimitado por las actuales calles Hoover (en el oeste) e Indiana (en el este).

Joan Crespí había tenido un papel protagonista en la colonización de California. Había acompañado al militar Gaspar de Portolà (Os de Balaguer, 1716 – Lleida, 1786) y el misionero Juníper Serra (Petra, Mallorca, 1713 – Carmel, California, 1784), en los viajes exploratorios a California de la Compañía Franca de Voluntarios Catalanes. El protagonismo catalán en la formación de California se vería reflejado en el nombramiento de la primera curia eclesiástica local. El primer obispo de Monterrey fue el catalán Josep Alemany (Vic, 1814 – Valencia, 1888). Y los dos primeros obispos de la diócesis conjunta de Monterrey-Los Ángeles fueron los catalanes Tadeu Amat (Barcelona, 1811 – Los Ángeles, 1878) y Francesc Mora (Gurb, Osona, 1827 – Sarrià, 1905).