Tal día como hoy del año 1939, hace 82 años, en el contexto de las semanas inmediatamente posteriores a la conclusión de la Guerra Civil española (1936-1939), y tres meses antes del estallido de la II Guerra Mundial (1939-1945), el Consejo de Ministros del gobierno de España, presidido por el general Franco, enviaba una misiva oficial ala sede central de la Sociedad de Naciones (precedente de la ONU) en Ginebra (Suiza), comunicado que España renunciaba a su condición de miembro de aquel organismo internacional.

El telegrama que el régimen franquista envió a la Sociedad de Naciones decía: “En nombre del Gobierno español, tengo la honra de comunicarle que España notifica por el presente telegrama su retriada de la Sociedad de Naciones, de conformidad con el artículo primero, párrafo tercero del Pacto. Firmado: Jordana, Ministro de Asuntos Exteriores”. De esta forma, España se sumaba a Alemania, Italia y Japón, que habían abandonado la Sociedad de Naciones entre 1936 y 1938; y que, posteriormente, serían aliados en la II Guerra Mundial (1939-1945).

Acto seguido, el régimen franquista hizo pública una nota de prensa que decía “No puede extrañar a la opinión pública española la decisión gubernamental (...), bien saben hasta que punto nos fue madastra la que pretende acoger a todas las Naciones en un pie de igualdad (...) se reunían (...) los sesudos y bien pagados ginebrinos para poner término a la “agonia del buen pueblo español” pisoteado por la bota fascista (...) aquel “pacífico pueblo” que asesinaba por el simple delito de ser gentes de orden y amantes de sus tradiciones y de su Patria”.

Concluida la II Guerra Mundial (1945), las potencias ganadoras crearon la ONU, que recuperaba y relanzaba el espíritu de la Sociedad de Naciones. En aquel momento, España solicitó su ingreso, pero los países fundacionales se lo impidieron. En aquella negativa pesó, especialmente, la colaboración del régimen franquista español con los regímenes nazi alemán y fascista italiano, que había quedado manifiestamente patente, entre otros, con el abandono de la Sociedad de Naciones (1939), secundando las potencias totalitarias que encenderían la chispa de la II Guerra Mundial.

España no fue admitida a la ONU hasta 1950. Y únicamente lo consiguió gracias a la intervención de la administración norteamericana, que vio en el régimen franquista a un aliado para contener el avance del comunismo en Europa.